Después de un duro fin de semana de placeres humanos y emocionales, era de justicia hacer algo suave, rico y con verduras para empezar la semana
2 calabacines cortados en cuartos y luego en láminas
2 berenjenas cortadas en cuartos y luego en taquitos
2 Pimientos verdes hermosos en dados grandes
1 pimiento rojo en dados grandes
Dos cebollas en gajos grandes
1 kg de tomate triturado
Rúcula abundante
2 hojas de laurel
3 ó 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta al gusto. La sal a medida que amos añadiendo las verduras al perol
Unas rebanadas de un pan densote, tostadas a fuego lento, para que quede crujiente
4 lonchas de queso Cheddar
4 huevos fritos, plancha o como prefiráis
Ponemos el aceite en un perol a fuego medio. Cuando está caliente, añadimos las cebollas y acto seguido los pimientos, primeros los rojos y luego los verdes. En orden a su tiempo de cocción.
Pasados dos o tres minutos, ponemos los calabacines y un par de minutos después, las berenjenas. Todo lo iremos salpimentando a medida que vamos añadiéndolo. Tapamos y dejamos 5 ó 6 minutos a fuego lento y removiendo de vez en cuando. Ya sabéis que me gustan las verduras más bien al dente.
Ahora toca añadir el tomate. Lo vamos haciendo despacito y removiendo para que no se pegue. Cuando vemos que el tomate está listo. Si vemos que el tomate era ácido, ponemos un cucharadita de azúcar.
Montamos el plato. En la base ponemos el pan crujiente, una capa de pisto, otra de rúcula, otra de pisto, el queso Cheddar y el huevo. Y nuevamente la magia entró en mi cocina. Al menos eso dijo mi familia, y yo también lo pensé.
Gracias a aquellas y aquellos que dieron pie a este plato, sin decir nada, sin saberlo, pero si haciéndome disfrutar como lo hice, durante 48 intensas y maravillosas horas de compañía, diversión y amor. Así que Besos a todas, besos a todos, besos a……, en fin, besos, siempre muchos besos. ¡Ah!, se me olvidaba. Sed felices, al menos intentadlo. Salvo catástrofe, es más fácil de lo que parece.