Lo tradicional es utilizar almendra cruda con piel, sin tostar, y triturarla. Éso le confiere el color y sabor tan característicos de su miga. La torta se infla cual soufflé y luego baja un poco, no pasa nada por eso este tipo de torta se desmolda de manera que la parte de abajo del molde quede arriba. Así quedará más bonita al presentarla.
Esta torta de almendra con sabor a infancia la he conocido gracias a mi amiga Isabel de Villajoyosa (o la Vila como la llaman por allí). Ella me ha dado la receta, de esas que pasan de generación a generación. Son recetas de las de toda la vida. Yo le he hecho un par de cambios, un poquito más de azúcar, un poco de ralladura de limón y una pizca de canela. Ni mucho ni poco, lo suficiente para aromatizar y que no sepa en exceso a almendra y huevo. Quizá os pueda parecer que lleva mucho huevo pero ya os digo yo que así queda muuuuuy esponjosa, le he quitado huevo y cambiado proporciones y el resultado no es tan bueno, creedme cuando os digo que he hecho 4 en una sola semana. Mi hija Lucía, la más dulcera dice que es el bizcocho que más le gusta del mundo mundial. En otras recetas que he visto por ahí la hacen con la mitad de huevos y no queda igual de esponjosa ni de lejos. Lo que no es imprescindible es la maicena, se puede hacer sólo con almendra molida, huevos y azúcar, igual de buena y más sencilla imposible. Además el orden de los factores no altera el producto, he batido a punto de nieve las claras con el azúcar y también lo he probado cremando las yemas con el azúcar. Sale igual de bien de las dos maneras. Como veis estoy en modo antiguo, ingredientes naturales, escasos, fáciles de encontrar, técnicas de las de toda la vida. Empieza la temporada otoño-invierno en que mi horno hecha humo, en que compro muy poca bollería industrial y todas las semanas horneo bizcochos y magdalenas caseras para mi familia, mucho más natural y sano. Sabores naturales y alimentación sana para el día a día.
Esta tortada, tortá, tortà o coca de almendra antiguamente se hacía con miel en lugar de azúcar. Como os he dicho se horneaba en ocasiones especiales, sobre todo en actos litúrgicos (bautizos, comuniones, bodas, santos, cumpleaños). Es muy similar al Gató mallorquín. Todos tienen un origen común. Los árabes introdujeron en nuestras tierras los almendros de Persia y los cítricos, el descubrimiento de América nos trajo el azúcar (y el cacao) y se fue sustituyendo la miel con su sabor fuerte y humedad característica por el azúcar más suave. Así que con muy pocos ingredientes se podían hacer variantes deliciosas. Un poco de limón o naranja rayada, una pizca de canela, un chorrito de moscatel, añadirle un toque al gusto.
Torta de almendras
INGREDIENTES:
– 12 huevos M separando las claras de las yemas
– 300 gr de azúcar
– 250 gr de almendra cruda molida con piel
– 3 cucharadas o TBSP de maizena
– 1 cucharadita ó 2 de canela (al gusto)
– La ralladura de medio limón (opcional)
Como veis los ingredientes son muy básicos
Lo primero de todo ingredientes a temperatura ambiente y horno precalentado a 175º C con calor arriba y abajo. Molemos la almendra con la piel con la ayuda de una picadora y reservamos. Separamos las yemas de las claras. En un bol cremamos las yemas con el azúcar hasta que palidezcan. Batimos las claras a punto de nieve hasta que queden bien firmes. En el mismo bol de las claras añadimos las yemas con el azúcar y removemos con la ayuda de una espátula con movimientos envolventes intentando que no bajen mucho de volumen. Luego agregamos la almendra molida, la maizena, la canela y la ralladura de limón. Movemos la espátula hasta que quede mínimamente integrado, despacio, sin sobrebatir. Colocamos en un molde tipo llanda o fuente grande que previamente habremos untado con un poco de manteca, aceite desmoldante o forrando el molde con papel sulfurizado. Hornear durante 1h u hora y cuarto. No abrir el horno durante la primera media hora. Si hace falta colocar papel de aluminio encima pasada esa media hora si vemos que se dora mucho la parte de arriba. Pasada la hora pinchamos a ver si está hecho por el centro.
Como veis es una de esas tradicionales tortas en la que lo más complicado es batir las claras a punto de nieve. Por lo demás sencilla y rica donde las haya. Algunos quizá se sientan transportados a su infancia. Y qué mejor acompañamiento para esta delicia que un buen chocolate a la taza.
Podéis hacerla en un molde más bajo como la bandeja del horno o redondo o tipo llanda.
Una miga esponjosa y tierna.
Untada en chocolate es todo un placer para los sentidos.
La almendra con la piel le da un color y aromas a la miga muy característicos.
¿Os animáis a encender el horno?
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