He aquí la imagen de la perdición de la humanidad. Si aún no la habéis probado, estáis a tiempo de salvaros, porque una vez que se prueba uno de estos manjares ya no hay vuelta atrás. Aquí en Vigo son muy populares, las hacen en una conocida pastelería de la ciudad y hasta ahora no había yo encontrado la manera de hacerla en casa... Hasta ayer...
En casa se compraban especialmente para Lucía, superfan número uno de las tortas de nata (crema de leche), pero creo que ya no las vamos a comprar más (se siente por la susodicha pastelería).
Estaba yo tan tranquila curioseando por los blogs de cocina en mis ratos de ocio cuando ¡oh my God! me encontré con esto: La torta de nata (crema de leche) v2.0 ¡Este tío es un crack!
Es una receta per-fec-ta. Si tenéis la panificadora, se hace en un plis plas, sin manchar nada. Si no la tenéis, esta es una razón poderosísima para haceros con una. Os advierto que la mía la compré en Carrefour por dos perras, y periódicamente sacan una en Lidl también muy baratica.
Según la receta, llega para hacer dos tortas redondas, pero en casa somos lo peor con esto, y ni corta ni perezosa, yo me hice una torta gigante con la bandeja del horno. Lo peor es que ya nos hemos bajado la mitad con el café de la sobremesa. Un desastre.
Como bien explican en el blog, hay que tener mucho cuidadín al hornear, para que la masa quede superesponjosa. De hecho, yo (por lista) la dejé 3 minutos más porque aún no se había empezado a dorar, y además estaba poniendo toda la masa, como para dos tortas... Y ¡zas! se me quedó un pelín durita por abajo; claro, ya no es lo mismo. Pero de sabor... purita gloria.
Al hervir la nata (crema de leche) para hacer la cremita, sí que le añadí una cucharadita de agar agar, recomendación que hacen en La Boca Chocolate si nos gusta más espesita, y a mí me pareció que mi crema estaba muy clarita...
En fin, que por Dios, no hagáis esta receta, os veréis obligados a repetir. Y con lo buena que está, es pecado, seguro.