En verdad esta receta nunca la había probado, o bueno, no que lo recuerde, pero no pude resistir prepararla, hace unos domingos nos reunimos en casa de mi papá, mi tía Martita, quien además es mi madrina de Primera Comunión, mi tío Enrique, quien es su esposo, y mis primos Nachito y Maru con sus dos jóvenes hijos, mis sobrinos, pasamos una deliciosa tarde, aunque llovió y tuvimos que correr a meter la comida y refugiarnos en la casa, pues estábamos en la parte de afuera en el lugar acostumbrado, la pasamos muy bien.
Y pues entre plática y plática, mi tía saco a colación esta receta, me gusta mucho cómo cocina mi tía Martita y me encanta que cualquier receta de la familia por la que le preguntes se acuerda a la perfección, me platicaba que desde que era pequeña se dio a la tarea de hacer un recetario con todas las recetas que su Nana preparaba, se sentaba en un banquito en la cocina, y en una libreta, anotaba todo lo que su Nana le decía, ese recetario vale una fortuna, pues hay unos guisados en verdad deliciosos!!
Mi papá frecuentemente platica de ellos, lo mejor de todo es que pasaron a ser parte del recetario de mi mamá, y por consiguiente forman parte de mis recuerdos; es curioso darte cuenta que cuando uno se casa, no sólo compartes la vida, y no nada más se combina la educación, la forma de vivir en lo más básico, las cosas más triviales, sino que también algo que es muy importante para mí: las recetas de cada familia, la comida que era tu favorita de pequeñ@ y la de tu espos@, tal vez pasará a ser la de tus hij@s.
Recuerdo que cuando recién me casé mi marido me platicaba de las recetas que más le gustaban, y poco a poco su mamá me fue enseñando a prepararlas, he de decirles que mi suegra cocina delicioso, hay muchos platillos que ella hace qeu son los favoritos de mis niñas y por supuesto de mi marido, creo que es un gran tesoro el que uno pueda contar con todas las recetas que nos gustan y que le gustan a tu espos@.
Pues este platillo, aunque nunca la he probado preparada de manos de mi tía Martita, amablemente me compartió la manera en la que hace las Tulancingueñas, y en cuanto tuve oportunidad las preparé pues no pude resistir el antojo ni la curiosidad.
Según sé, se trata de unas enchiladas típicas de Tula, Hidalgo, pero en verdad he visto muchas variedades, básicamente son los mismos ingredientes, sólo cambia la forma de servirlas, y finalmente, al estar preparadas de distinta manera, cambia su sabor... éstas son más o menos las que prepara mi Tía Martita, pues de seguro yo ya le he de haber variado un poco a su receta, pero puedo decirles que nos encantaron:
Ingredientes:
Tortillas de maíz
Queso Amarillo (rebanado) yo no tenía, y era tanto el antojo que utilicé queso cheddar fundido para nachos.
Jamón de pierna (en rebanadas, misma cantidad que tortillas)
Salsa de Chile Chipotle o chiles chipotles adobados de latita y molidos para que queden como pasta untable
Cebolla en rodajas finas
Tomate en rodajas finas
Aceite el necesario para freír
Procedimiento:
Untamos cada tortilla con un poco de salsa de chipotle, yo utilicé una que preparé apta para que mis niñas, que no comen tanto picante la pudieran disfrutar, solo combiné un poco de chile chipotle adobado, con un puré de tomate, de esos de cajita, lo licué, sazoné un poco y listo. Otra manera, si te gusta picosa la salsa, es abrir una latita de chipotles adobados y procesarla, así quedará una rica pasta de chile chipotle, que es fácilmente untable.
Cuando tengamos untadas las tortillas, les colocamos una rebanada de jamón encima, y la rebanada de queso amarillo (americano) yo no tenía el día que las preparé, y las hice con queso cheddar fundido para Nachos, sólo le coloqué un poco encima de la rebanada de jamón a cada tortilla.
Por cierto, les recomiendo que las tortillas estén calientitas, para que sean más manejables, y al doblarlas no se rompan.
Doblamos las tortillas en forma de quesadilla y las colocamos a dorar en una sartén con aceite caliente. Colocamos unas rodajas de tomate y de cebolla encima, y doramos, debes lograr con una pala que les caiga aceite caliente encima, como si estuvieses haciendo un huevo estrellado, de la manera en que los preparan en las películas, que con la pala, para no voltearlos, logran que les caiga aceite encima y se cocinen.
Cuando las Tulancingueñas estén doraditas, que fue el punto que más me gustó, crujientes, con cuidado, para que no se les caiga el tomate y la cebolla, las colocamos sobre un papel absorbente.
Las servimos procurando que no se enfríen. Puedes acompañarlas con frijolitos refritos o con aguacate, con un copetín de crema, yo las serví con un poquito más de salsita, en fin.
Quedaron deliciosas!! el sabor que les da el tomate y la cebolla dorándose un poco encima de la tortilla, es espectacular, combinado con el resto de los ingredientes, bueno, para qué les digo, mejor prepárenlas, no se arrepentirán. Gracias Tía Martita por tan rica receta.