Ahora toca saber de qué manera cocinarlo correctamente para que no pierda sus propiedades.
No muy hecho
Una de las ventajas de cocinar pescado es que no hace falta que esté demasiado hecho. Puede ponerse a la sartén realmente unos 8 min, damos vuelta y vuelta a cada lado. Si nos pasamos, el pescado puede estar demasiado seco y estropear una buena cena con un producto de alta calidad.
Pescado crujiente
Si deseamos que esté crujiente, lo cual le da mucho más sabor al producto, podemos rebozarlo o untarlo con pan rallado sin más. Luego le podemos añadir algo de especias y zumo de limón. Es un truco perfecto para aquellos a los que nos le va demasiado el sabor del pescado, especialmente para niños. Otro truco es que, para que el pescado rebozado quede crujiente, puede remojarse en leche y luego le pasamos la harina.
¿Fresco o congelado?
Evidentemente, se puede comprar y cocinar de ambas maneras, aunque el pescado fresco del día goza de buena calidad y su sabor será algo mejor al congelado. Para saber si un pescado es fresco depende de cada tipo, pero normalmente la piel suele tener mejor color y ser más brillante. También tiene otro olor cuando es fresco.
¿Cómo cocinarlo?
Gracias a sus propiedades al ser un producto agradecido, puede cocinarse de diversas formas, desde al vapor, pasando por la plancha o el horno. Ahora bien, cada pescado quedará mejor de una manera u otra. Cuando son grandes pescado, recomendamos el horno, mientras que los pescados de raciones pequeñas es mejor que estén fritos o a la plancha. A la barbacoa es una buena opción para las sardinas o los salmonetes, al quedar muy jugosos.
Con o sin piel
El pescado puede tomarse también con piel. Pero si se la queremos quitar, un truco frotar el pescado ligeramente con sal gorda.
Desalar el bacalao
Este pescado es nutritivo pero no es tan popular para consumir como el atún o el salmón porque precisa de mayor elaboración. Para desalarlo, se recomienda dejarlo en remojo 24 horas antes de comerlo y cortado a trozos con una cacerola con agua.