Isabel siempre tiene elogios cariñosos para mis recetillas, y cuando publiqué mi “leche frita” me hizo un extraordinario regalo. Me envió esta receta del arroz con leche que aprendió de su mamá y que hoy quiero compartir con todos vosotros, con su permiso naturalmente. He probado bastantes versiones de este postre, pero os aseguro que ninguno tan cremoso, tan delicado y tan exquisito como este.
Voy a transcribiros la receta tal y como me la ha enviado Isabel porque la explica perfectamente, comenzando por los ingredientes:
El primero y muy principal: tiempo y amor para regalar
Un pocillo de arroz (tacita de café)
Un litro de leche
8 cucharadas de azúcar
Canela en caña (al gusto)
Piel de un limón (sin la parte blanca pues da amargor)
Una cucharada de mantequilla (no lo intentéis con margarina)
Un pellizco de sal
Un huevo
Melocotón en almíbar (cortado en gajos)
El primer paso es importantísimo: Tenéis que poner el arroz en un cacito cubierto con agua fría y llevarlo al fuego, dejando que hierva hasta que se consuma el agua (así los granos de arroz no se desharán con la cocción).
El arroz se echa ahora en un escurridor y se pone bajo el chorro de agua fría, luego se escurre y se pasa a una cacerola adecuada.
Como se va a encontrar muy solito, le añadís la mitad de la leche, que previamente habréis puesto a hervir, un pellizco de sal, la piel de limón y la canela (una o dos ramas, depende de lo que os guste el sabor de ella). Poned a cocer el arroz a fuego lento, removiendo sin parar y llegando bien al fondo para que no tenga oportunidad de pegarse. ¿Qué hacer con el resto de la leche que teníamos hirviendo? Pues añadirla poco a poco a la cocción a medida se va consumiendo la leche que acompaña al arroz.
Debéis probar el arroz pasada la media hora para comprobar si está cocido. No tengáis prisa, seguid con la cocción lenta, revolviendo con frecuencia y agregad el azúcar y la mantequilla.
Cuando lleve una hora, hay quién se desespera y aumenta el calor para terminar, pero si podéis prolongar un poco este tiempo os saldrá muchísimo mejor. Debe quedar cremoso, pero no espeso.
Separad la cacerola del fuego y esperad unos minutos para que deje de hervir y pierda un poquito de calor. Hecho esto, cogéis una cucharada de arroz, la ponéis en un cuenco y le añadís la yema del huevo, lo mezcláis bien y luego lo echáis a la cacerola donde tenéis el arroz con leche.
Ahora revolved suavemente y colocar la cacerola otra vez al fuego. ¡No os asustéis! Sólo os queda un minuto de paciencia de suave hervor para dar por finalizado el trabajo en el fogón.
Es el momento de quitar los trozos de la piel de limón y de la canela en rama y de volcar el arroz en una fuente merecedora de tal magna obra (o en recipientes individuales). Con la clara del huevo hacéis un merengue y decoráis a vuestro gusto el delicioso arroz. Después cogéis los gajos del melocotón en almíbar y termináis la decoración. El regustillo vendrá después.
¡Buen provecho a todos!
Muchas gracias Isabel, por confiarme esta maravilla de receta y por escribir de un modo tan bonito, es un placer leerte. No nos conocemos personalmente pero eso no importa, a veces ese requisito no es necesario para sentir admiración y cariño por una persona. Abrazo fuerte!
El “Arroz con leche a la crema, un regalo de Isabel” también está disponible en audio, en ivoxx.
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