Sigo con mi empeño de terminar con los botes de mermelada. En realidad de acabar con todo lo que me encuentre por la cocina y que dé muestras de estar empadronado en los armarios o el frigorífico.
Y los bizcochos son la mejor alternativa para ello.
He comprado muchas veces Skyr.
Hay épocas en el año que mi conciencia me pide expiar excesos y es en esos momentos cuando el Skyr entra en mi vida.
A buen seguro a estas alturas todos lo conocéis. Es un producto lácteo, de consistencia parecida al yogur griego, pero que en realidad es un tipo de queso fresco.
De sabor un tanto ácido, quizá agrio, es muy saciante, bajo en calorías y con un elevado valor proteico.
Lo dicho, ideal para expiar excesos aunque confesaré que a cucharas no es que esté especialmente rico, pero tampoco es la peor de las penitencias.
Mirad yo no se en vuestras casas, pero en la mía la Semana Santa es peor que la Navidad en lo que a comidas se refiere.
Y la repostería de Cuaresma precisamente ligera no es, que casi todo sale de la sartén.
Lo que no me explico es por qué ahora no hay expertos en todas las televisiones dándonos las claves para perder los kilos de estos días como ocurre enero tras enero.
Supongo que será porque la operación biquini, a estas alturas, está prácticamente perdida. O quizá un complot de las grandes multinacionales para que no perdamos peso y compremos nuevos trajes de baño.
Sea lo que sea, de estos excesos no se habla, y el que más el que menos estamos con miedo a pisar la báscula, pero no he podido resistir la tentación de publicar este bizcocho que tantísimo éxito ha tenido en casa y tan poco nos ha durado.
Hasta ahora nunca había usado Skyr en repostería, pero quedaba uno dando vueltas por el frigorífico y ya estaba cansada de verlo allí.
Supuse que la cosa no podía ir mal. Si se usa yogur o queso de untar en bizcochos y el resultado es bueno con el Sklyr no debería ser diferente.
Lo que no me esperaba es que dejase una masa tan esponjosa y tierna.
Os puedo asegurar que es una de las mejores texturas de bizcocho que ha salido nunca de mis fogones.
Me queda la duda de si es por el Skyr o es fruto de la combinación del Skyr y la mermelada, por eso está entre mis pendientes más próximos hornear cualquier otra masa sólo son Skyr y comparar.
¡Lo que me gusta un invento!
La mermelada no la había probado, pero pintaba bien la combinación de mango y piña.
La recibí en una cajita a la que estoy suscrita y que a veces se convierte en una fuente inagotable de botes de mermelada. Va por temporadas.
Como os he dicho pintaba bien, pero os he explicado muchas veces que no soy de mermelada en tostadas, así que ahí estaba, ocupando sitio.
Así que el sábado (que es mi día de repostear) me puse a rastrear por la cocina y a sacar cosas que podían funcionar juntas en un bizcocho.
El colofón fue un paquete de piña deshidratada que compré en Carrefour (por si a alguien le interesa hacerse con ella) y que allí estaba igual de aburrida que la mermelada y el Skyr.
La receta de este bizcocho es de esas facilonas, de ir echando las cosas en un bol y batiendo con una varilla manual.
Nada de ensuciar muchas cosas ni necesitar nada que no esté en cualquier hogar. ¿Que no tienes unas varillas manuales? pues usa un tenedor, que también funciona ¡anda que no he hecho yo bizcochos y magdalenas en mis anales mezclando con un tenedor!
La textura es súper esponjosa y se mantiene igual de bien con el paso de los días.
No nos duró mucho porque estaba muy rico e invitaba a repetir, especialmente al más golosón de mi casa que no se resiste a recetas como esta.
El color que le da esta mermelada me encanta y el sabor ¡es una pasada!
Los tropezones de piña le van genial ¡es que no le cambiaría ni una coma a la receta! y si algún día vuelve a caer un bote de esta mermelada en alguna otra caja o me toca algún sorteo de esta marca os aseguro desde ya que lo repetiré.
¿Quién sabe? igual el día menos pensado me compro un bote para repetirlo ¡pero primero debo dejar los armarios libres de mermelada y os aseguro que aún quedan unos cuantos botes esperando su turno!
Si no tenéis esta mermelada pero tenéis otra cualquiera en casa a buen seguro os quedará un bizcocho riquísimo. En ese caso tendréis que cambiar la piña deshidratada por otra fruta que combine con la mermelada que uséis, o bien por unos frutos secos o no poner nada.
La receta es versátil, es sólo cuestión de aprovechar lo que tengáis en casa y ponerle imaginación.
¡No os quedéis sin probarla porque a buen seguro os va a conquistar!
¿Alguien se anima a compartir un buen trozo?
Ingredientes:
* 150 gramos de Skyr
* 3 huevos
* 110 gramos de mantequilla
* 300 gramos de mermelada de piña y mango
* 50 gramos de panela (se puede sustituir por azúcar moreno o blanca)
* 16 gramos de levadura química (impulsor)
* 300 gramos de harina
* 150 gramos de piña deshidratada
Elaboración:
1. En un bol ponemos el skyr, los huevos, la mantequilla derretida y la mermelada y mezclamos hasta integrar.
2. Incorporamos la harina y la levadura y batimos hasta obtener una mezcla sin grumos.
3. En un bol ponemos la piña deshidratada en trocitos y añadimos una cuchara de harina. Removemos bien.
4. Vertemos la piña en la masa del bizcocho y repartimos con ayuda de una espátula.
5. Forramos un molde con papel de hornear o pintamos con mantequilla y vertemos la masa, alisamos la superficie e introducimos en el horno precalentado a 180ºC
6. Horneamos durante unos 55-60 minutos o hasta que al pinchar en el centro con un palillo este salga limpio.
7. Apagamos el horno, dejamos con la puerta entre abierta diez minutos, sacamos y dejamos enfriar por completo sobre una rejilla.
Un bizcocho muy fácil de hacer y tremendamente rico.
Para conservarlo lo envolví en film transparente y se quedó en la encimera de la cocina a temperatura ambiente.
Si hace mucho calor os aconsejo que lo dejéis en el frigorífico para evitar sorpresas desagradables.
Como es una receta de aprovechamiento al más puro estilo Cuca va directa al reto 1+/-100, desperdicio cero de Marisa.
Espero que hayáis disfrutado de unos bonitos días de descanso. Amantes o no de la Semana Santa se agradece el parón y que haya hecho buen tiempo.
En casa somos bastante laicos así que hemos disfrutado al aire libre que les hacía mucha falta a las niñas y yo he aprovechado para limpiar (poco) y para algún reposteo que llevaba tiempo en mis pendientes y que veréis en próximas Cuaresmas. Ahí lo dejo y no suelto más nada.
Nos leemos el jueves próximo ¡sed felices!
Manos a la masa y ¡bon appétit!