Hacer bollos de leche en casa, tan buenos o incluso mejores que los que podemos encontrar en las pastelerías, es posible. Os dejo lo que es, hasta la fecha, la receta de los mejores que he hecho. Os quedarán unos bollos tiernísimos, muy blanditos y esponjosos y con un sabor increíble.
Uno de los puntos importantes de esta receta, como de todas las masas fermentadas, es el proceso de amasado. Es necesario conseguir una masa elástica y blanda para conseguir una textura y sabor perfectos. Después del amasado, debemos poder estirar la masa de tal forma que nos permita conseguir una lámina fina sin romperse. Para ello no tenemos más que trabajarla y trabajarla, si es a mano, con mucha paciencia. Si sois de los que tenéis en casa una robot de cocina que pueda hacer estos procesos de amasado por vosotros, el trabajo de esta receta se reducirá considerablemente.
RACIONES: 12 ud.
DIFICULTAD: media
TIEMPO: 4 horas
BOLLOS DE LECHE:
500 gr. HARINA DE FUERZA
25 gr. LEVADURA FRESCA (8 gr. levadura seca de panadero)
75 ml. LECHE
50 ml. AGUA
100 gr. MANTEQUILLA
130 gr. AZÚCAR
120 gr. HUEVOS (unos 2 huevos L)
5 gr. SAL
100 gr. AZÚCAR PARA LA COBERTURA
2 cda. AGUA
1 HUEVO PARA PINTAR
1.- Preparamos un prefermento y para ello, en un bol mezclamos 125 gr. de harina de fuerza, la levadura desmenuzada, 75 ml. de leche y 50 gr. de azúcar. Mezclamos bien hasta conseguir una pasta homogénea y dejamos que fermente en un lugar cálido durante 30 minutos. Un sitio perfecto podría ser el horno, apagado y templado.
2.- En un bol grande mezclamos el resto de ingredientes junto con el prefermento. El resto de la harina, la mantequilla con textura de pomada, 80 gr. de azúcar, los huevos, el agua y la sal con la masa del prefermento que ya estará algo crecida. En este punto podemos trabajar la masa a mano, con lo que debemos armarnos de paciencia ya que debemos amasar unos 40 minutos. La opción más sencilla será utilizar un robot de cocina o una amasadora. Con ella trabajamos la masa unos 30 minutos, hasta que quede muy elástica, tal que probemos a estirarla con la mano y consigamos una tela finísima sin que se rompa.
Si os gustan las masas y los bizcochos, os animo a haceros con uno de estos artilugios de cocina. Yo tengo la KitchenAid que recomiendo encarecidamente, pero cualquier otra marca serviría.
3.- Una vez que tenemos la masa lista, bien amasada, la colocamos en un bol y dejamos que repose hasta que doble su volumen, durante una hora y media, más o menos. El horno templadito vuelve a ser un sitio perfecto.
4.- Una vez fermentada la masa la volcamos sobre una superficie de trabajo y la amasamos para eliminar las burbujas de aire de su interior. Cogemos porciones de la masa de unos 75 gr. y formamos bolas plegándo la masa hacia su base de tal forma que nos quede una superficie lo más lisa posible.
5.- Vamos colocando las porciones de masa sobre un papel vegetal en una fuente apta para horno. Debemos tener la precaución de dejar las bolas separadas ya que tendrán una nueva fermentación y volverán a crecer.
6.- Dejamos que los bollos vuelvan a fermentar durante una hora y media en un lugar cálido.
7.- Pintamos con mucho cuidado las bolas de masa con huevo batido y les hacemos un corte en su cara superior con un cuchillo bien afilado.
8.- Mojamos los 100 gr. de azúcar con una pizca de agua y mezlcamos bien para que nos quede bien humedecido. Colocamos un montoncito del azúcar humedecido encima de cada bollo y metemos en el horno previamente caliente a 200ºC.
9.- Horneamos durante 8 o 10 minutos hasta que veamos que los bollos se hayan dorado, retiramos del horno y dejamos que enfríen sobre una rejilla.
El resultado son unos bollos tiernísimos y súper esponjosos que se mantendrán sabrosos y blanditos al día siguiente, una maravilla.