Uno de los alimentos que más se asocian con el otoño es, sin duda, la castaña y tiene un merecido reconocimiento en celebraciones tan tradicionales como el Magosto o Castañada en gran parte de este país y Portugal.
Aunque no llego a tanta devoción por las castañas, en gran medida, creo por lo tedioso de eliminar su amarga envoltura, también me gustan mucho en cualquiera de sus variantes, asadas en casa o compradas en puestos humeantes en frías tardes de otoño e invierno, en puré junto a una buena pieza de carne doradita o en crudo como golosina desprendida sobre laderas anaranjadas que ponen color al relieve tan propio de estas fechas. Pero si tuviera que destacar una elaboración de este fruto, ese sería sin duda, el de las castañas confitadas. En mi modesta opinión, éstas nada tiene que envidiar a las marrons glaceés en sabor o textura y son mucho menos laboriosas de preparar ya que no llevan el glaseado característico del postre francés.
Para los más golosos he preparado unos bombones almendrados con unas castañas confitadas y van rematadas con unas tiras de naranja también confitada que hacen de este bocado una delikatessen difícil de rechazar.
Creo que vale la pena la labor, respirando hondo y con paciencia, sobre todo pensando en el delicioso resultado que obtendremos.
Con esta receta participo en el Reto de "Christmas Time" de la comunidad Cocineros de Mundo en Google+
Para las castañas confitadas
1 kgr de castañas
500 gr de azúcar
1 litro de agua
1 cucharada de café recién hecho
1 cucharadita de esencia de vainilla o una vaina de vainilla
1 rama de canela
Para los bombones almendrados
200 gr de chocolate con leche
20 gr de almendras laminadas
Fideos de chocolate
2 cucharadas de mantequilla
Castañas confitadas
Lavamos las castañas con agua fría.
Si teneís tiempo se pueden dejar sumergidas en agua durante un día para que vayan ablandando las pieles, aunque yo he optado por la vía más rápida.
Ponemos una cacerola con abundante agua al fuego y cuando hierva, introducimos las castañas.
Dejamos que se escalden al fuego durante unos 10 minutos, después de lo cúal, les retiramos el agua en la que han estado hirviendo, las cubrimos con agua para que no se sequen y las pelamos enseguida valiéndonos de un cuchillito afilado.
Llegados a este punto, respiramos profundamente y nos cargamos de paciencia porque todos sabemos que lo de pelar castañas es algo laborioso y está reñido con las prisas.
Ponemos en una cacerola el azúcar, el agua, la vainilla, la canela y el café.
Si usamos vainilla en rama, ya sabemos que hay que abrirla al medio longitudinalmente (sin llegar a separar las partes) para que suelte el sabor y el aroma y que una vez usada, se lava, se seca y sirve para otra vez.
Revolvemos para que se disuelva el azúcar y agregamos las castañas peladas junto a la canela en rama y la vainilla.
Dejamos que cueza durante unos 40 o 50 minutos hasta que se ablanden.
Como son bastantes castañas, podeís preparar unos tarros de cristal para ponerlas en conserva y disfrutar de ellas durante más tiempo. Para ello, esterilizamos unos tarros, ponemos dentro las castañas y las cubrimos con el almíbar resultante de cocerlas.
Tapamos los tarros y los cocemos durante unos 20 o 30 minutos al baño maría.
Están más ricas pasado un cierto tiempo.
Cuando después de un par de meses abres un tarro y las pruebas, comprendes por qué una vez al año, merece la pena pasar una tarde entretenida con esta receta.
Bombones almendrados
Con el resto de castañas confitadas elaboramos los bombones.
Tostamos ligeramente las almendras laminadas y las trituramos en un mortero.
Fundimos el chocolate, puede hacerse al baño María, o bien al microondas ( 20 segundos parar y revolver y repetir hasta que quede líquido).
Una vez fundido del todo, incorporamos la mantequilla y removemos suavemente hasta que se atempere un poco. Vertemos un poco en los moldes elegidos, añadimos un poco de almendras picadas, sobre éstas, más chocolate sin llenar el molde y adornamos con los fideos de chocolate. Llevamos al congelador durante 10-15 minutos, sin que lleguen a endurecerse del todo.
Ahora que el chocolate está cuajado pero no duro, ponemos una castaña en almíbar en cada molde y decoramos con tiras finas de naranja confitada. Volvemos a llevarlos, esta vez a la parte superior del frigorífico hasta que el chocolate endurezca del todo.