¡Hola! ¡Cuánto tiempo!
Hoy os traigo la receta de un nuevo bundt cake, la tercera de las recetas de este tipo de bizcocho que he publicado y que me ha servido para estrenar aquí con vosotros mi nuevo molde Heritage de la marca Nordic Ware.
Si os gusta el limón, este bizcocho os va a encantar. Yo llevo años intentando encontrar un bizcocho con este cítrico que me convenza, pues a mi madre y a mí nos encanta, pero no había dado con él hasta que decidí probar esta receta que tomo prestada del blog I love Bundt Cakes, aunque he querido aportarle mi toque personal y ajustarla a mis gustos, cambiando algunas cosas.
El sabor a limón es intenso, no en vano está compuesto y calado de dos elaboraciones con este cítrico como protagonista. Las chicas de I love bundt cakes también lo acompañan de un azúcar y un glaseado de limón, pero yo he preferido hacer el azúcar de albahaca (me encanta cómo combina con el limón), el glaseado de coco y colocarle unos dados de coco deshidratado para darle un toque crujiente.
También os he traído mi segundo relato para el blog, que creo acompaña divinamente a las fotografías que he preparado con mucha ilusión y, cómo no, con el bizcocho.
Para los que no conozcáis los bundt cakes, son un tipo de bizcoho que nació en los Estados Unidos en 1950 y se popularizó pronto entre sus casas, de la mano de la empresa Nordic Ware, dedicada en un principio a estos moldes de forma exclusiva.
Os animo a haceros con uno de estos moldes, pues reparten el calor de forma uniforme y están fabricados siguiendo unos altos cánones de calidad que avalan su durabilidad. Sin embargo, podéis utilizar cualquier molde al uso que tengáis.
A continuación, os dejo con el relato y la receta, así como el desglose de los utensilios, trucos y consejos:
Despertaba el sol, cubriendo con su dorado manto los campos y abrigando con su cálido alo a los pajarillos que revoloteaban distraídos por encima de tres sonrientes niños que ya a tan temprana hora chapoteaban en el río. Muy lejos de ellos, al menos en el tiempo, encaramado a un pequeño limonero, un niño de mirada melancólica y mejillas encendidas, contemplaba el amanecer, mientras con una mano sujetaba una pequeña cesta de esparto ennegrecido y, con la otra, se agarraba con fuerza al tronco del árbol, como si quisiera agarrarse con igual fuerza a la vida o, mejor dicho, a una esperanza de vida. Sonreía con tristeza pero era incapaz de acudir al reconfortante abrigo del llanto, pues sus lágrimas ya hacía tiempo que se habían agotado.
En los últimos años, lo único que le permitía soñar eran sus excursiones previas al alba junto a la casa de su vecino, donde un pequeño árbol cargado de limones de un amarillo intenso, proyectaba su luz en algún punto al otro lado del río, más allá de donde el pequeño alcanzaba a ver.
Cada día, se despertaba mucho antes del inicio de su jornada, antes incluso de que el gallo cantara al son del alba, y entraba a hurtadillas en la plantación de tomates. Buscaba aquellos que se habían caído y que apenas se distinguían entre la tierra removida por el insolidario y agitado viento nocturno. Si tenía suerte, encontraba dos o tres tomates que no habían sido agujereados por los gusanos. Era un trabajo duro y la única ayuda con la que disponía era la fría luz de la luna y el recuerdo del aroma de los limones. En los instantes en los que se sentía embriagado por su aroma, se permitía una pequeña travesura: echar a volar hacia sus recuerdos. En estos, la llama de su inocencia todavía seguía viva y sentía una alegría que sobrepasava cualquier dolor físico o emocional. Allí estaba su abuela, con su figura delicada, su rostro arrugado pero resplandeciente y sus manos temblorasas que frecuentemente lo acariciaban con torpeza. Él la veía como una mujer inquebrantable, fuerte y risueña que resistiría el paso del tiempo con la característica sonrisa que lucía cuando preparaba unos humildes pero deliciosos dulces de almendra, harina recien molida, mantequilla, limón del limonero que crecía junto a su propio hogar y albahaca, fresca y aromática, que allí, en los campos de la toscana, abundaba.
Mientras traía esas escenas del pasado, Francesco casi podía notar el erizar de su nuca y el hormigueo en su estómago, parecido al que sentía cuando se deleitaba con esos dulces llenos de cariño y amor. Pero entonces, en el punto álgido de sus recuerdos, la fría verdad cubría con su sombra todo lo anterior. Su nona se había ido, ella también, a pesar de que parecía tan arraigada al mundo y tan consciente de la felicidad de las pequeñas cosas.
Contaba apenas 6 años cuando, aquella aciaga tarde de primavera, ella, apresurada, había acudido a socorrerlo cuanto se había caído y, en el camino, tropezó. Fue entonces cuando su sonrisa se congeló, sus ojos se secaron y, con ellos, su limonero, para siempre.
Cargando con la sombra de aquel oscuro recuerdo a sus espaldas, Francesco caía de bruces en la realidad, pero entonces, se percataba, inexplicablemente, de la existencia de otro acompañante, el deseo casi inalcalzable de volver a sentirse feliz. Ese deseo era lo único que lo empujaba cada madrugada a acercarse al limonero para percibir el aroma que lo ayudaba a sobrellevar un nuevo día.
Había tenido que empezar a trabajar demasiado joven para ganarse su propio sustento, pero cada día, en el escueto descanso del almuerzo, cuando se llevaba a la boca el pequeño pedazo de pan ácimo que el patrón le había traído, se imaginaba saboreando aquellos exquisitos dulces y ardía en él la llave de su sueño: que llegara un momento en que el trabajo diario cesase y pudiera entretenerse recreando la receta de aquellos dulces que una vez le ayudaron a ser tan feliz.
BUNDT CAKE DE LIMÓN, ALBAHACA Y COCO
(receta adaptada de I love Bundt Cakes)
Cantidad: un molde para bundt cake de 10 tazas.
Tiempo: 1 hora, aproximadamente.
El bundt, tal y cómo se ve en la foto, se compone de: bizcocho de limón, calado de limón, glaseado de coco y azúcar de albahaca
Utensilios
Báscula
1 molde de bundt cake.
Amasadora, batidora de varillas eléctrica o varillas manuales.
Bols
Cucharas medidoras.
Picadora o batidora de vaso.
Espátulas de silicona
1 cazo.
Rejilla para enfriar bizcochos
Spray desmoldante (opcional)
Os recomiendo un termómetro de horno para comprobar que está a la temperatura correcta. Son baratos y los venden encualquier tienda de repostería o ferretería en la que vendan productos de menaje.
ELABORACIÓN
Esta tarta se hace en dos días: la tarde del primer día y la mañana del día siguiente, por ejemplo.
EL BIZCOCHO
225 gr de mantequilla a temperatura ambiente
300 gr de azúcar
330 gr de harina, tamizada
237 gr de leche
4 huevos L
2 cdtas de levadura química o polvo de hornear
Precalentamos el horno a 175ºC, con calor arriba y abajo sin ventilador y la rejilla dispuesta a media altura.
Engrasamos el molde con aceite de oliva en spray, spray desmoldante o mantequilla derretida. Le damos la vuelta y lo dejamos sobre un trapo, para que el aceite escurra y no se acumule aceite en las zonas más pronunciadas del molde.
Batimos la mantequilla junto con el azúcar. Subimos la velocidad progresivamente y batimos hasta que la mezcla blanquee y sea esponjosa. Este punto es muy importante, porque aquí se forman las burbujas de aire que darán esponjosidad al bizcocho.
Agregamos los huevos de uno en uno y previamente batidos un poco. No agregamos el siguiente hasta que el primero esté totalmente integrado.
Añadimos la levadura química tamizada y la sal. Batimos muy poco.
Ahora añadiremos la leche y la harina intercaladas, acabando con la harina, es decir: harina, leche, harina, leche, harina. Acabamos de mezclar con la lengua de silicona.
Agregamos la ralladura de limón y mezclamos ligeramente, lo justo para que el limón se reparta bien pero no excesivamente, para que la mezcla no pierda consistencia.
Una vez tenemos el horno precalentado, vertemos la mezcla en el molde desde un solo lugar, para que ella sola se reparta por el molde. Si le cuesta un poco porque la mezcla es muy espesa, nos ayudamos de la misma lengua de silicona. Alisamos la base.
Un truco que me gusta emplear es rodear el molde de un paño mojado y atarlo. Esto ayuda a que la mezcla suba uniformemente y no se cree un copete demasiado alto.
Horneamos 45 minutos o hasta que al pinchar con un palillo este salga limpio.
Una vez fuera del horno, dejamos enfriar el bizcocho dentro del molde y sobre una rejilla por 10 minutos exactos. Agotado el tiempo, desmoldamos: con la ayuda de un paño de cocina, para no quemarnos, movemos el molde ligeramente de izquierda a derecha y de arriba abajo hasta oír como el bizcocho se mueve dentro del molde con un sutil "plop". Le damos la vuelta sobre una rejilla y desmoldamos levantando el molde en diagonal.
Dejamos enfriar completamente.
Mientras se hornea el bizcocho, preparamos:
EL CALADO DE LIMÓN:
El zumo de 2 limones
3 cucharadas de agua
112 gr de azúcar
En un cazo a fuego medio, calentamos el zumo de limón con el agua y el azúcar, sin dejar de remover, hasta que reduzca a la mitad.
Dejamos templar un poco y, cuando el bundt esté fuera del horno pero todavía dentro del molde, lo pinchamos repetidamente con un palillo largo y vertemos el calado encima.
Movemos un poco el molde de lado a lado para que el calado se reparta bien.
Cuando el bundt esté frío, hacemos:
EL GLASEADO DE COCO
1 taza de azúcar glacé
2 cucharadas de leche de coco
1 cucharadita de ron de coco
Mezclamos todos los ingredientes con una cuchara hasta que tenga una consistencia espesa pero fluida.
Podemos añadir más leche o azúcar, consiguiendo un glaseado más líquido con el primero y más denso con el segundo.
El AZÚCAR DE ALBAHACA
100 gr de azúcar
20 gr de albahaca en hojas
Picamos el azúcar junto con la albahaca hasta que queden bien integrados.
(Si tenéis Thermomix, programad velocidad 5, 30 segundos).
Cuando tengamos todas las preparaciones listas, hacemos:
EL ACABADO
Vertemos el glaseado encima del bizcocho con un bol con pico vertedor o una cuchara.
Espolvoreamos el azúcar de albahaca.
Decoramos con trozos de coco deshidratado.
Detalles a tener en cuenta
Con este tipo de moldes, es primordial respetar el tiempo de enfriado antes del desmoldado. Tienen que ser 10 minutos exactos para que el bizcocho desmolde perfecto.
Podéis utilizar el molde que prefiráis para hacer este bizcocho. Sirve perfectamente un molde de bizcocho de toda la vida.
El momento del batido de la mantequilla con el azúcar es muy importante, pues en este punto se forman las burbujas de aire esenciales para que la masa quede esponjosa y crezca lo suficiente.
Variaciones
Podéis sustituir el limón por naranja.
Podéis hacer el glaseado de limón, en lugar de coco: 1 cucharada de zumo de limón y 85 gr de azúcar glass.
O el azúcar de limón: la ralladura de un limón y 1 cucharada de azúcar.
O de menta, de tomillo, de vainilla, de naranja... Las posibilidades son amplias.
Podéis omitir el calado si queréis, así como el glaseado y el azúcar.
Añadir crumble de coco al bizcocho en crudo, antes de meter al horno. Tenéis la receta aquí
Acompañar el bizcocho con un poco de coulis o salsa de fruta. Receta aquí
Podéis añadir coco rallado junto a la harina si queréis un sabor más intenso a coco.
Podéis rellenar el bizcocho con una capa de crema de queso y mermelada de frambuesa, ¿por qué no?
En definitiva, a partir de la receta de bizcocho, podéis construir vuestras propias variaciones, dándole vuestro toque personal y ajustándolo a vuestro gusto.
Conservación
Podéis congelar el bizcocho cortado en porciones y dentro de bolsas de congelación, sin glaseado, y descongelar en nevera.
Si no queréis congelarlo, conservadlo a temperatura ambiente dentro de una cúpula de cristal o una lata.
Aguanta unos 5 días tierno.
Muchísimas gracias por emplear un poquito de vuestro tiempo en pasar a ver la receta.
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Hasta pronto,