Para mí es un placer aprovechar uno de esos días de lluvia veraniega y salir a buscar caracoles. Además de aprovechar el fresquito que deja la lluvia y dar un paseo oliendo la hierba y a tierra mojada, me encanta comer caracoles y no siempre tengo a mano una tienda donde comprarlos. Así que calzado cómodo y resistente y a por los lindos caracolitos!
Esta receta es la que hago habitualmente porque me gustan los caracoles secos y sin salsas, sólo la cáscara con todo el condimento bien pegadito a ella. A mí me encanta!
Una vez recogidos los caracoles, los guardo en una caracolera de mimbre y los dejo una semana para que se vayan limpiando. Pasada esta semana, ya están listos para cocinar.Ingredientes (4 personas):
1 Kg de caracoles
1 cebolla mediana
4 cucharadas soperas de tomate frito
sal
pimienta
cayena
aceite de olivaElaboración:
Se lavan bien los caracoles. Suelo frotarlos entre ellos, cambio el agua varias veces y luego los miro uno por uno para desechar los que no estén vivos y dejar la cáscara perfectamente limpia. Si es necesario, yo lo hago, frotar con un estropajo de fibra verde. Una vez limpitos, los pongo en una olla con agua fría y los llevo al fuego. Cuando empieza a hervir, los dejo unos dos o tres minutos.
Una vez escurridos, los pongo en una sartén con un buen chorrito de aceite de oliva, la cebolla picadita fina, sal, pimiento molida y media cayena.
Los voy dejando hacer hasta que se va dorando la cebolla y se va quedando pegada y cuando se seca el agua le echo el tomate frito y lo dejo reducir hasta que se seca de nuevo. Está deliciosos!
Ya están listos para comer. Se pueden comer como entrante, como picoteo o como segundo plato. A quienes nos gustan, nos da lo mismo cuando nos los pongan a la mesa porque en cualquier momento nos encantan!
Espero que os sea útil esta receta y que la compartáis con vuestras amistades. Seguro que más de uno os lo agradecerá. También os invito a comentar esta entrada para ver qué os parece y así me contáis también vuestra experiencia.
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