Érase una vez una receta tan, tan, tan sencilla, que al leerla uno no podía evitar pensar que se habían olvidado de escribir la mitad de los ingredientes.
Y ésta es la historia de los carajitos.
Cuando estaba ojeando "Platos típicos de Asturias" de Maria Luisa García me encontré con esta receta. Vi que sólo tenía tres ingredientes y que era ta fácil de hacer que me pareció imposible. ¡Menudo error!
Vaya por delante que soy una apasionada de las avellanas; y estas galletas son avellana pura. Pero, al margen de este pequeño detalle, ¡están riquísimas!. Se hacen rápido, se manchan poco, se conservan bien durante días...no se les puede poner ni una pega.
Estos carajitos forman parte de la maravillosa repostería tradicional asturiana. Su origen se remonta a 1918 donde fueron creados en "La casa del profesor" en Salas. Y aunque podéis leer en la Wikipedia su historia, os la traigo aquí porque me gusta mucho:
"Finalizada la Primera Guerra Mundial, allá por el año 1918 y casi a modo de celebración, se fundaba en la villa asturiana de Salas la Casa del Profesor, un restaurante café de la época, lugar de tertulia y entretenimiento. El establecimiento vio su época más dorada habiéndolo regentado el singular Falín, propietario del mismo e hijo del llamado Profesor, antiguo funerario y corresponsal de prensa, que en su época de profesor de música armonizó a toda la población desde tan ilustre local.
En las tardes de reunión y para los clientes habituales, la Casa del Profesor elaboraba unas pastas de avellana que hacían muy amenos aquellos cafés de invierno. Por aquel entonces ya habían regresado algunos emigrantes, de los que habían "hecho las américas", que de vuelta a su pueblo natal y convertidos en indianos frecuentaban el local. El origen de su nombre es doble: el sustantivo se debe a cierto caballero, que haciendo uso de un apelativo latinoamericano tuvo la ocurrencia de pedir un día a Falín: "¡Dame un carajo de esos!" y el origen del determinativo se debe a que el padre de Falín era el director de la banda de música de Salas, donde todo el mundo le conocía como «el Profesor» por tal razón. Pasaron muchos años antes de que sus fabricantes pudieran registrar tan rico vocablo, que en su época les fue denegado por ser tachado de inmoral.
En la actualidad, la confitería está regentada por las hermanas Carmen y Teresa de Aspe Llavona, que además de continuar elaborando las famosas pastas, venden otros productos tradicionales y típicos de la repostería asturiana."
INGREDIENTES:
Avellana molida: 300 gramos.
Azúcar: 4 cucharadas.
Clara de huevo: 2.
ELABORACIÓN:
Encendemos el horno a 180ºC.
En un bol mezclamos la avellana molida con el azúcar. Añadimos la clara de huevo poco a poco, para encontrar el punto justo de humedad de la masa, que será aquel en la que podamos manejarla y no se desmigue.
En la bandeja del horno ponemos un papel de horno que untaremos con mantequilla derretida.
Con la masa hacemos bolas del tamaño de una nuez, las aplastamos y las colocamos en la bandeja.
Horneamos hasta que estén dorados, unos 15 minutos aproximadamente. Dejamos enfriar sobre una rejilla.