La idea de estos talleres para que los más pequeños aprendan a cocinar surgió como inquietud de la propia Fargas: "se me ocurrió mientras pensaba qué podía hacer para que mi hija comiera de todo, ya que, desde pequeña, comía poco y sin variedad", explica. A partir de ahí, los cursos de cocina para niños veían la luz y, tras casi seis años, se han consolidado como una actividad lúdica y educativa a la vez.
Educar su paladar
No sólo aprenden a manejarse con las recetas y elaborar platos, este tipo de actividad les ayuda de forma lúdica y entusiasta a comer de manera variada para que en el futuro tengan criterio en su alimentación, optando por la dieta más sana y equilibrada para su organismo. "El fin no es otro que el de educar el paladar de los niños", explica Eulàlia.De esta manera, se motiva su sensibilidad y curiosidad hacia los alimentos y se les anima a tocar, mirar, oler, desmenuzar y probar sin trabas. Los más pequeños descubrirán lo que comen y serán más independientes. "Es una propuesta divertida, donde comen lo que han cocinado ellos mismos", comenta.
Cada niño realiza todo el proceso de la receta y los especialistas, mientras se hace la cocción, les van orientando, les cuentan historias del origen de los alimentos, o de sus variedades, prueban productos de temporada, o estudian la anatomía de un animal. "Y cada uno se lleva a casa lo que ha cocinado", explica. Además, no hay unos ingredientes en especial, sino que lo que se busca es poder cocinar un poco de todo, para que ellos prueben distintos productos.
Talleres todo el año
Cualquier momento es bueno para animar a nuestro hijo a entrar en estos talleres, porque están abiertos todo el año: hay ofertas para verano e invierno, aunque también se realizan visitas a las escuelas. Uno de los proyectos de Eulàlia es poder ampliar la edad de los niños que asisten a sus cursos hasta los 16 años.Para las escuelas primarias existen temas específicamente preparados que pueden resultar muy interesantes: las especias el Oriente, el mundo del olor y de los cambios en el sabor; qué partes de los vegetales comemos: flores, raíces, tallos, hojas, frutos y semillas; limpieza del pescado y observación de la anatomía de la sardina y el boquerón; diferentes métodos de conservas... Para secundaria encontramos: la fruta (sabores, textura, olor), los diferentes dulces naturales, anatomía de un pescado, hacer los vegetales comestibles.
Paté de cazador (caza; diferencia entre conejo y liebre), trufas de chocolate (frutas de otoño; membrillo, caqui, chirimoya, castañas), pastel de setas (setas; el gusto y el olor a bosque), pastel personalizado de manzanas (manzanas diferentes; ácidas, dulces, harinosas, crujientes, secas, jugosas), lazos de queso (cata de quesos; fresco, semi-seco, seco y cremoso), buñuelos de bacalao (conoceremos la anatomía del bacalao), caramelos de frutas (frutas de color rojo) son algunos ejemplos de platos cocinados en los talleres para niños.
Actividades para las vacaciones escolares
También se realizan talleres interactivos de cocina para niños y niñas, para que puedan descubrir, observar y experimentar la cultura gastronómica. En estos cursos se inician en el arte de saber comprar, analizar la calidad de los alimentos, la seguridad en la cocina, la higiene y, por supuesto, los propios fogones."Escogemos los productos relacionados con la receta que vamos a elaborar. Vamos al mercado, pedimos consejos a los tenderos y aprendemos a estar en la cocina con ganas, porque los niños prueban todo lo que cocinamos", explica Eulàlia Fargas.
En una época tan especial para los más pequeños como la Navidad también se organizan clases. Algunos de los platos que se realizan para estas jornadas son canapés variados (calabazas; formas diferentes, en dulce y salado), galletas hechizadas (aves; gallo, faisán, y su anatomía) y Roscón de Reyes.