Hoy viajamos gastronómicamente hablando a La Alpujarra, un viaje donde descubrir sabores ancestrales de la mano de este conejo al ajillo. Un plato que nos recuerda a nuestras abuelas y nos retrotrae en el tiempo a lugares maravillosos. Este plato es muy parecido al que ha preparado siempre en casa mi madre, aunque lleva algunas variantes estupendas que descubrí gracias a este blog.
INGREDIENTES:
3 patatas
1 cabeza de ajos
1 conejo limpio y troceado en trozos no muy grandes
1 cebolla
Aceite de oliva virgen extra
1 hoja de laurel
2 vasos de vino blanco
1 vaso de leche
1 cayena
Zumo de 1/2 limón
Perejil fresco picado
Sal
Pimienta
PREPARACIÓN:
Llenamos un cazo con agua y añadimos un poco de sal y una hoja de laurel. Pelamos las patatas y las cortamos en cuadrados no muy grandes. añadimos al cazo y cocemos durante unos 8 minutos. Sacamos y escurrimos, reservamos.
En una sartén amplia freímos durante unos minutos en un fondo de aceite de oliva virgen extra 8 dientes de ajo con su piel y un poco chafados con el cuchillo. Sacamos del aceite y reservamos. Después añadimos el conejo en trozos, al que previamente habremos salpimentado. Añadimos también la cebolla cortada en juliana. Tapamos y dejamos cocinar hasta que el conejo esté dorado, sobre unos 20 minutos.
Añadimos entonces el vino y dejamos evaporar durante unos cinco minutos. Añadimos entonces el vaso de leche, salpimentamos y bajamos el fuego y dejamos cocinar hasta que el conejo esté tierno. Otros 20 minutos más o menos.
Mientras tanto freímos las patatas que teníamos reservadas, en una sartén con abundante aceite de oliva virgen extra y con los ajos que teníamos reservados, hasta que estén doradas por fuera y tiernas por dentro.
En un mortero machacamos dos dientes de ajo, la cayena y un poquito de sal. Añadimos el zumo de medio limón y después un poco de aceite de oliva virgen extra.
Cuando el conejo esté tierno añadimos las patatas y el majado de ajos. Cocinamos durante unos minutos todo junto y retiramos. Servimos acompañado de un buen pan y de una cerveza fresquita.
Este tipo de platos no deben perderse porque saben a tradición, así que espero que os guardéis a buen recaudo esta receta para hacerla cuando podáis. Y si no sois muy fan del conejo podéis hacerlo con pollo. De cualquier manera, espero que os haya gustado.