Por fin tengo internet en mi nuevo piso :)
Y por fin puedo volver a publicar recetas y leer vuestros blogs :D
Con todo esto de la mudanza, sentía que me faltaba algo.
Bueno, en realidad me faltan muchas cosas que mañana por fin llegarán con la visita de mis padres desde Valencia. Tuve que traerme en el primer viaje lo más imprescindible. No sabéis lo que me costó hacer la selección y saber que pasaría semanas sin mis moldes de reposteria, aparatos de cocina y mi querida heladera aún sin estrenar :(
Los que os mováis de un lugar a otro sabréis el engorro que supone tener las cosas cada una en una casa distinta. Al final acabas por perderlas o incluso olvidar que las tienes.
Lo peor de todo es que he estado a dieta de postres y dulces caseros, ayyy!
Y peor aún, la semana que viene celebro mi cumple y aún no he pensado qué tarta autoprepararme!!!
Bueno bueno, aún estoy a tiempo y espero llegar, que los 30 no se cumplen todos los días y hay que celebrarlo a lo grande ;)
Así que tendré que conformarme con esta receta salada. Pero bueno, tengo que reconocer que el conejo es una de mis carnes favoritas. Poca grasa, amigo de muchísimas recetas y con un sabor riquísimo lo cocines como lo cocines.
Os deseo un feliz viernes y feliz fin de semana. Yo os dejo que tengo que ponerme al día con vuestros blogs :)
¡Nos vemos pronto!
Ingredientes:
1 conejo entero
Romero
Tomillo
Cúrcuma
2 hojas de laurel
Pimentón picante
Orégano
1 bote de tomate frito "Receta casera" de Hacendado
2 vasos de caldo de pollo
Aceite de oliva
Vino blanco
Elaboración:
Cortamos y troceamos el conejo. Sofreimos en una sartén con aceite de oliva y especiamos con romero, tomillo, pimentón picante, orégano, cúrcuma y dos hojitas de laurel. Doramos la carne y agregamos un chorrito de vino blanco subiendo el fuego para que se evapore el alcohol. Cuando se haya evaporado, le echamos 1/2 bote de tomate frito. Luego añadimos 2 vasos de caldo de pollo. Bajamos a fuego lento y tapamos la sartén. Dejamos cocinar una 1/2 hora o 45 minutos según si nos gusta que el conejo quede más seco o con más caldo. Cuando esté al punto que nos guste, apagamos el fuego y servimos. ¡No olvidéis coger el pan!