El coulant es un bizcocho de chocolate clásico de la repostería, y no por ello deja de ser uno de los bizcochos de chocolate ¡más ricos!, o por lo menos para mi gusto.
El problema de este bizcocho es que al hornearlo tenemos que dejar el corazón cremoso, porque esa es la gracia de este postre, y no os voy a engañar, cuesta cogerle el punto de horno, porque la diferencia es que si nos pasamos de horno se nos puede quedar como un simple bizcocho de chocolate, y la gracia de este postre es que el corazón se quede un poco derretido sin llegar a cocinarse del todo, a unos les gusta más derretido que a otros, eso va en gustos, como todo en esta vida.
Pero lo vamos a intentar, además como está tan rico, lo vais a hacer muchas veces, y con la práctica se consigue seguro.
Como preparar el coulant:
En un bol grande montar los huevos con el azúcar hasta que hayan triplicado su volumen.
Deshacer el chocolate con la mantequilla al baño maría.
Cuando estén bien montados los huevos ir echando el chocolate derretido a hilo sobre los huevos y seguir montando.
Echar la harina tamizada y mezclar bien ya muy lento, para que no baje la mezcla.
Yo he utilizado moldes de flan, pero se pueden utilizar los moldes que tengáis por casa.
Untar los moldes con mantequilla y rellenar con la mezcla sin llegar al final.
Meter al congelador de un día para otro.
Sacar del congelador para que se atemperen mientras vamos calentando el horno.
Cuando veáis que se pueden pinchar es el momento de meter al horno.
Horno precalentado a 180º/ Hornear 10/12 minutos.
Un truco para saber cuando puede estar en su punto es estar pendiente de cuando empiece a subir la parte de arriba, ese es el momento de sacarlos del horno.
Dejar entibiar antes de desmoldar y servir inmediatamente.
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