Estas galletas tienen un sabor increíble.
Están más que ricas y tienen una textura abizcochada. Es una receta de Catina, dueña del blog La cocina de Catina, otra de mis asaltadas en este mes de julio. Os recuerdo que este mes está dedicado casi entero a recetas de otros compañeros. Eso es debido al juego del #asaltablogs que dirige Marga de Azafranes y Canelas que nos da vía libre este mes para asaltar a todo el que nos apetezca en las fechas que queramos.
Mi elección ha sido el blog de Catina, con estas deliciosas galletas. Catina tiene un blog lleno de recetas caseras, ricas, sencillas y estupendas para que las disfrute toda la familia.
Estas galletas son una auténtica ricura que os aconsejo probar. Salen unas 20, dependiendo del tamaño que le deis, y podemos guardarlas unos días en una lata bien cerrada. Aunque os aseguro que no durarán mucho.
INGREDIENTES:
100 gr de mantequilla blanda
90 gr de azúcar moreno
una cucharadita de azúcar vainillada
100 gr de harina de espelta
una pizca de sal
un huevo
una cucharadita de levadura
una cucharada de miel
100 gr de copos de avena
50 gr de almendritas picadas
75 gr de arándanos deshidratados
Vamos a ver la receta en video:
PREPARACIÓN:
Ponemos la mantequilla en un recipiente.
Le añadimos el azúcar moreno y el azúcar vainillado. Mezclamos bien hasta que nos quede una pasta cremosa.
En otro recipiente ponemos la harina, sal, levadura y miel.
Agregamos la crema de azúcar y mantequilla y mezclamos hasta tener una crema homogénea.
Incorporamos el huevo y batimos hasta integrarlo.
Agregamos los copos de avena.
Los arándanos deshidratados.
Y las almendras en cubitos. Yo las compro directamente así. Todo muy bien mezclado. Dejamos que se enfríe la masa unos 45 minutos en la nevera. Así podremos trabajarlo mejor.
Con ayuda de dos cucharas, hacemos montones de la masa, que pondremos en una bandeja forrada de papel.
Ya tenemos todas las galletas listas. Las horneamos a 180º unos 14 minutos tan solo.
Dejamos en la bandeja de horno unos diez minutos y a continuación dejamos enfriar en una rejilla.
Aprovechad el café o el té de la tarde para comeros un par de ellas, si es que os conformáis con dos ...
¡Riquísimas! Tiernas por dentro y super saciantes.