Después de tantos excesos navideños necesitamos desintoxicar nuestros cuerpos y aportarles comidas mucho más sanas. Lo que no quiere decir que nos pongamos a dieta, porque ya sabéis que para mí es imposible. Os propongo hacer recetas un poco más equilibradas, pero sin quitarnos los dulces. Por esa razón os presento estas Galletas crujientes de avena y almendras.
La cuestión principal es no obsesionarnos con la comida, por lo menos en mi caso. Nunca he sido capaz de hacer dietas. Además, soy de la opinión de que no creo en ellas, me parecen una forma de censurarnos a la hora de comer sin necesidad. Tengo el firme convencimiento de que la gastronomía española cuenta con una amplia gama de platos sanísimos y que por tanto, no las necesitamos.
Tras este alegato en defensa del buen comer, solo os doy dos consejos: mesura y equilibrio. Creo que esas dos palabras definen a la perfección cómo debemos comer. ¿Y vosotros qué pensáis? ¿Creéis en las dietas? ¿Estáis de acuerdo con mis dos consejos?
Bueno, creo que es hora de que os deje de dar la chapa con este tema y me centre más a lo que he venido hoy, que es enseñaros mi nueva receta para merendar o desayunar.
INGREDIENTES:
70g de avena.
25g de almendras laminadas.
4 cucharadas de mantequilla.
2 cucharadas de leche.
2 cucharadas de harina.
Una cucharada de extracto de vainilla.
Una cucharada de azúcar moreno.
Sal.
*Estas cantidades dan para unas siete galletas bastante grandes.
1º. Mezclamos todos los ingredientes secos en un bol. Mientras, en el microondas, en el modo descongelar, derretimos la mantequilla. También podéis hacerlo al baño maría, pero creo que se tarda menos con la primera opción.
2º. Después, es el momento de unir la mezcla de ingredientes secos con la mantequilla, la leche y la vainilla. Removemos bien hasta que quede una mezcla uniforme.
3º. Tras este paso es el momento de crear las galletas. Podéis hacerlas con una cuchara simplemente, pero para que queden bien redondas, yo he usado un molde que me ha ayudado a hacer la forma. Intentad que queden bien compactas y finas.
4º. Después las metemos al horno a unos 180º durante unos 12 o 15 minutos aproximadamente. Observad, sobre todo, que queden bien doradas por todos lados. Lo mejor de estas galletas no es solo su sabor, sino también lo crujientes que quedan.
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