El otro día estaba viendo un programa de Canal Cocina sobre bollería y pastelería industrial.
Hablaban de lo perjudicial que es por su alto contenido en grasas malas, azúcares, conservantes, etc
Pero tampoco hablaba bien de la bollería y pastelería hecha en casa. Decían que a pesar de que sabemos los ingredientes usados y que no llevan conservantes químicos como la industrial, seguía siendo algo poco beneficioso por el exceso de harinas refinadas, azúcares y grasas (de mejor calidad por supuesto).
Me quedé un poco plof, si no podemos o mejor dicho, no debemos consumir dulces caseros...¿que nos queda? Vaya, a mi me matan si me quitan los dulces jajajaja
El caso es que a continuación salió una receta de galletas según ellos, saludables. Estas que os pongo yo aquí son mi versión ya que la mitad de los ingredientes que usaban no los tenía (azúcar de coco, harina de trigo sarraceno, chips de cacao al 85%...). En fin, que yo he preparado mi versión con lo que tenía en casa más parecido a lo que ellos proponían, aunque seguro que para ellos no son las galletas mas saludables, a mi me resultaron muy ricas.
INGREDIENTES:
150 gr de copos de avena sin gluten
2 cucharadas de aceite de coco
90 gr de azúcar moreno
1 cucharadita de levadura química
1 cucharadita de bicarbonato
1 cucharada sopera de pasta de vainilla Bourbon
2 cucharadas colmadas de tahini
50 gr de leche de almendras
1 pizca de sal
chips de chocolate
PREPARACIÓN:
Ponemos en el vaso de la thermomix los copos de avena y los trituramos 10 segundos a velocidad 10.
Vamos a derretir en el micro el aceite de coco durante un minuto mas o menos.
Añadimos a los copos de avena triturados el azúcar moreno, la salsa tahini, la pasta de vainilla, la levadura, bicarbonato, sal y leche de almendras. Batimos 30 segundos a velocidad 4.
Sacamos la masa de las galletas y la ponemos en un recipiente.
Hacemos bolitas y aplastamos ligeramente.
A algunas les puse chips de chocolate. Al horno, 180º durante unos 12 minutos. Hay que sacarlas cuando empiecen a dorarse y estén aún blandas. Al enfriarse se endurecen un poco.
Quedan deliciosas.
Un poquito crujientes por fuera y tiernas por dentro.