Hacía bastante tiempo que le tenía ganas a las galletas tipo digestive. Son las que suelo tomar para desayunar, la versión sin azúcar, y me apetecía probar la versión casera. En especial las de avena, que son las que más me gustan. Después de navegar mucho por la red, me decidí por la versión de Sandra como base, pero con varias modificaciones propias. Aunque las comerciales tienen un toque de naranja que me encanta, no encontré ninguna receta que la llevara y para esta primera vez preferí ceñirme a lo seguro, lo que vi ya hecho por ahí, y añadir en su lugar el aroma de vainilla, que también queda muy bien. Para rebajar la cantidad de grasa sustituí parte de la mantequilla por puré de manzana y sin problema. No se nota ni en sabor ni en consistencia y aligera bastante. Me gusta mucho usarlo. Por otra parte, cada vez estoy más enamorada de la harina de espelta y no dudé en ponerla también en esta receta. Estoy muy contenta con esta versión propia de las galletas digestive. Me encantan el toque rústico de la avena y la harina integral y el suave aroma de la vainilla. Ahora mis desayunos además de sanos son caseros, y eso no tiene precio :) Me encanta!
Para unas 20 galletas:
INGREDIENTES
90 gramos de copos de avena (normales o integrales)
120 gramos de harina de espelta integral
50 gramos de mantequilla (normal o ligera) (90 en la receta original)
40 gramos de puré de manzana sin azúcar añadido (no se usa en la receta original)
80 gramos de azúcar moreno (en mi caso edulcorante equivalente de Sukrin en igual cantidad)
1/4 cucharadita de sal
1 cucharadita de levadura química (tipo Royal)
1/2 cucharadita de extracto de vainilla (opcional, aunque lo recomiendo)
3 cucharadas de leche (vale desnatada)
PREPARACIÓN
- Trituramos los copos de avena con la batidora, sin que quede demasiado fino. No queremos harina. Queremos que queden trocitos para conseguir ese toque rústico.
- Mezclamos la avena triturada con la harina de espelta, la levadura y la sal.
- En otro recipiente, mezclamos la mantequilla, el puré de manzana, el azúcar y la esencia de vainilla hasta obtener una crema.
- Añadimos la mezcla de harinas al recipiente anterior, con la crema. Mezclamos con una espátula o un tenedor hasta obtener una mezcla parecida a arena.
- Por último, añadimos la leche, que nos ayudará a terminar de compactar la mezcla. Aunque no es imprescindible, si tenemos tiempo hacemos una bola, la envolvemos en papel film transparente y la dejamos reposar una media hora en la nevera. Si vamos con prisas podemos suprimir este paso.
- En cualquier caso, después de reposar o tras hacer la bola, aplanamos la masa con un rodillo sobre una superficie enharinada. Cuando tengamos el grosor deseado (yo recomiendo unos 0,5 cm) cortamos las galletas.
- Las vamos poniendo sobre una fuente de horno cubierta con papel vegetal. Cuando estén todas metemos en el horno ya caliente a 180º C, arriba y abajo, unos 12-15 minutos.
- Pasado el tiempo, sacamos las galletas y las dejamos enfriar sobre una rejilla.
- Quedan estupendas, con ese toque rústico que tanto me gusta. Ideales para un desayuno sano y nutritivo.
Qué las disfrutéis! :)
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