Pero no conseguía hacerlos como a ellos les gustan, y a la que me descuidaba, el papá volvía a comprar gofres embolsados para desayunar.
Hasta que hace unos días, hablando con mi amiga Katia, me pasó la receta que ella usa. Yo le he hecho algunas modificaciones, poca cosa, sobre todo adaptar la cantidad de azúcar, pero desde ya os digo lo que dice todo el mundo: el azúcar perlado es imprescindible para que los gofres sepan a gofre como los de la playa.
Supongo que se puede hacer en casa, aún no lo he investigado, pero yo la compré en Carrefur sin problemas, así que no prescindáis de ellos si queréis que los gofres sepan ¡¡a gofres de verdad!!
Receta de gofres belgas
135 ml. de leche
1 huevo y la yema de otro
125 gr. de mantequilla
1 cucharadita de pasta de vainilla
50 gr. de azúcar
375 gr. de harina de fuerza
una pizca de sal
7-8 gr. de levadura fresca de panadero
100 gr. de azúcar perlado
Amasamos todos los ingredientes, salvo el azúcar perlado y la mantequilla. Cuando estén todos los ingredientes integrados, incorporamos la mantequilla y volvemos a amasar hasta obtener una bola de masa lisita y brillante, un poco pegajosa.
Una vez amasada, dejamos reposar la masa durante hora y media o dos horas, hasta que doble su volumen. Tendremos la precaución de dejarla bien tapada con un paño limpio.
Volcamos la masa sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada, incorporamos el azúcar perlado y amasamos para desgasificar y que se integre en la masa. Dividimos la masa en porciones de unos 75 gramos.
Encendemos la gofrera, la engrasamos ligeramente con un pincel de silicona y unas gotas de aceite. Cuando esté caliente ponemos una porción de masa en cada placa, cerramos la máquina y dejamos que se haga el gofre hasta que esté dorado a nuestro gusto. Tarda unos 5 minutos por cada tanda.
Se sirven calentitos con lo que más os guste por encima. Como sugerencia podéis usar sirope de chocolate casero, mermelada o tomarlos así solos porque ¡están buenísimos!
Y, si os sobran, se congelan perfectamente. Cuando los necesitéis o tengáis antojo de un dulce riquísimo, lo sacáis, lo metéis al tostador unos minutos y os lo coméis calentito como recién hecho.
¡¡Deliciosos!!
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