¡Qué buenos recuerdos me trae siempre este pan! De tantos y tantos desayunos en Marruecos y en Ceuta.
La receta es sencilla de por sí, pero para el que quiere, siempre hay formas de complicarse la vida. La versión de hoy es la más sencilla que existe, sin levadura ni amasado de ningún tipo.
Estas tortitas de sémola suelen acompañarse de mantequilla, miel, mermelada, quesitos tipo "La vaca que ríe"... Pero os chivo que los he probado también con mortadela, con aguacate y tomate, etc. y también quedan requetebuenas. Como digo, se suele comer para desayunar, acompañado entre otras cosas de té verde con hierbabuena. Solo de pensarlo me teletransporto.
El tamaño dependerá de la sartén que utilicemos. Yo con estas cantidades he hecho una grande y dos medianas.
500 g de sémola (harina de maíz tipo polenta)
400 ml de agua fresca
6 cucharadas de aceite de sabor suave (p. ej. de girasol) + un poco para la sartén
1 cucharadita de sal fina
La preparación:
1. Ponemos la sémola en un cuenco, añadimos la sal y mezclamos, incorporamos entonces el aceite.
2. Lo siguiente es añadir el agua. No hay que amasar, sino mezclar con los dedos o una cuchara de madera para que el agua empape la sémola.
3. Mientras tanto habremos calentado un poquito de aceite en una sartén; movemos la sartén para que el aceite engrase toda la superficie y vertemos parte de nuestra masa en la sartén. Le daremos un grosor de 1,5 cm o así. Aplastamos con la mano o la cuchara de madera para que quede compacta y le damos forma a los bordes.
* Tradicionalmente se usa una sartén de fondo grueso, como las de hierro; si utilizamos una sartén moderna, no pondremos el fuego tan alto para que no se queme.
4. Hacemos una cruz en el centro para como chimenea y le damos unos minutos por cada lado, hasta que tome el color que queramos. Realmente la sémola se cocina rápido. Le damos la vuelta con la ayuda de un plato, como si fuera una tortilla.
* También es común espolvorear con más sémola para decorar, pero la verdad, como esta receta no lleva harina, creo que ya lleva suficiente sémola.
5. ¡Y listo! Ahora se sirve y se come como nos apetezca. Como decía, es común combinar mantequilla y miel, quesitos y mermelada, etc.
¡Buen provecho!
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Bergua*