Me quedo extasiada ante estas heladerías que parecen paletas de colores. ¡Y pensar que antes sólo había helados de vainilla, chocolate y fresa y nos parecían el no va más! Te los servían sobre un cucurucho de barquillo comestible que te dejaba un regustito inolvidable. Eran helados que había que comer rápidamente pues de lo contrario empezaban a derretirse formando churretes sobre la mano. Luego aparecieron esos vasitos de distintos tamaños y precios que siempre iban acompañados de una ridícula cucharita en forma de pala, pero ya no era lo mismo. No te ensuciabas las manos, de acuerdo; pero una vez comido siempre faltaba aquel saborcillo tan peculiar del cucurucho. Pues bien, con este helado de crema de limón y canela presentado de esta manera echamos una mirada al pasado pero sin renunciar a seguir haciendo helado de cereza, helado de leche merengada, helado de frutos del bosque o helado de vainilla. Es más, justo ahora empieza el verano y os amenazamos con hacer helados de más sabores. ¡Quien avisa no es traidor!
RECETA
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INGREDIENTES
½ l. de leche entera.
140 g de azúcar.
10 g de maicena (harina de maíz).
La cáscara de ½ limón (sólo la parte amarilla).
3 yemas.
1 palito de canela.
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PREPARACIÓN
Poner la leche a calentar junto con el palito de canela y la piel de limón. Cuando empiece a hervir, retirar.
Batir las yemas con el azúcar y la maicena hasta que blanqueen.
Echar esa mezcla sobre la leche (fuera del fuego) poco a poco y mezclar bien.
Poner a fuego lento y remover hasta que espese. Retirar la canela y la piel de limón.
Cuando esté templado, cubrir con film transparente de modo que quede adherido a la crema.
Una vez frío, meter en la nevera durante unas horas.
Poner en la heladora siguiendo las instrucciones de cada modelo.
Si no se dispone de heladora, meter en el congelador durante 3 o 4 horas, removiendo cada 30 minutos.