Vamos a necesitar una lámina de hojaldre, la sacamos de su envase y la estiramos encima del mostrador.
Ahora vamos a hacer unas marcas en el hojaldre que nos servirán como guía para hacer la trenza. He oscurecido la imagen para que se puedan apreciar. Las líneas del centro nos servirán para poner el relleno, y las de fuera nos guiarán a la hora de hacer los cortes de la trenza, pero vamos poco a poco.
Primero vamos a poner el relleno, entre las líneas del medio iremos alternando capas de jamón cocido y queso. En mi caso puse 3 capas de cada uno.
Ahora vamos a hacer los cortes laterales en el hojaldre que nos servirán para hacer la trenza. Nos guiaremos por las líneas de fuera.
Dejaremos un corte más ancho en los extremos para poder cerrar la trenza, y como podéis ver, vamos haciendo cortes hasta la línea que habíamos marcado, así al cerrar la trenza no se romperá por los lados y tendrá base suficiente. Ahora vamos a cerrar la trenza, primero doblamos uno de los extremos y a continuación iremos doblando los laterales, alternando uno de cada lado, hasta llegar al otro extremo que cerraremos de la misma manera.
Llegados a éste punto yo la corté por la mitad, ya que para éstas cosas uso un horno pequeño, y la trenza es más larga que el ancho del horno, y así quedó como si fueran dos napolitanas.
Una vez tengamos la trenza terminada la vamos a pintar con leche, y si, aunque os suene un poco raro, el hojaldre queda exquisito.
Una vez lo tengamos pintado con la leche, lo cubrimos con queso rallado y lo volvemos a pintar , otra vez, con leche. No os dé miedo, ser generosos con la leche, quedará muy jugoso.
Como opción podéis pintarla solo con yema de huevo, y así al presentarla se apreciará la trenza con sus cortes y dobleces, al gusto de cada uno.
Ahora lo ponemos en el horno, previamente precalentado a 200ºC. Lo dejaremos hasta que el queso esté dorado, unos 10-15 minutos.
Y ya tenemos listo un delicioso hojaldre de jamón y queso. Al pintar el queso con leche, nos dará como resultado una deliciosa bechamel, que le otorga un sabor y una delicadeza exquisita al hojaldre, que debajo del queso gratinado se ha cocinado perfectamente y queda muy jugoso. Disfrutarlo, a los niños les encantó, y ya forma parte de nuestras cenas. Podéis variar el relleno con lo que vuestra imaginación os permita.