Esta receta además de sencilla es un plato exquisito que puede servir perfectamente para una cena acompañándolo de una ensalada. Cocinar a la sal no implica que los alimentos queden salados ya que una vez hechos limpiamos totalmente la sal. Tanto la carne como el pescado cocinados a la sal quedan extremadamente jugosos. Os lo recomiendo!
Ingredientes:
1 trozo de jamón de cerdo de aprox. 2 kilos
2,5 Kg de sal gruesa para cocinar
La cantidad de sal va en relación con la cantidad de jamón que vayamos a cocinar.
Cuando compremos el jamón en la carnicería le pedimos al carnicero que le ponga un red. Así será más sencillo cocinarlo.
En una placa de horno ponemos una base de sal y colocamos encima el jamón. Seguimos colocando más sal siempre mojándonos las manos para que coja la humedad del agua y se pueda compactar bien.
Trabajamos apretando todo el jamón y añadiendo toda la sal.
No debe quedar ningún hueco ni la sal debe desmoronarse. Para evitarlo nos mojamos las manos y trabajamos hasta que el jamón quede bien cubierto de sal.
Introducimos en el horno precalentado a 200º y dejamos hacerse entre 1 y media o dos horas. Ya sabéis que cada horno es distinto y la potencia varía de unos a otros.
Para ver si la carne está hecha la pinchamos por la ranura central que se habrá abierto con un palito de brocheta. Si no sale sangre estará perfecta. No os preocupéis si sale un jugo transparente, eso es señal de que está en su punto y el corte tendrá un precioso color rosado.
Sacamos y quitamos la capa superior de sal. Esperamos a que se enfríe y ya podemos sacarlo completamente. Con un trapo de cocina limpiamos las partes de la carne donde pueda quedar restos de sal.
Cortamos en finas lonchas y servimos.
Se puede conservar en el frigorífico envuelto en papel film durante una semana.