A mi abuela, la recuerdo con ojos de niña. Aunque todavía vive, soy incapaz de verla con ojos de adulta. Lo que me une a ella es una especie de magia que me transporta al pasado y, de pronto, a su lado, vuelvo a tener seis años. Vuelvo a estar sentada en su regazo, con la cabeza apoyada en su pecho, tapada con aquella mantita azul celeste del sofá. Viendo la tele y escuchando historias. Ella cose y habla. Habla, y sobre todo, pregunta. ¿Cómo estás? ¿Qué tal el día? ¿Qué te apetece merendar?
Mi abuela es una de esas abuelas de cuento, con el pelo blanco como la nieve, arrugadita, tan arrugadita que parece haber vivido desde el principio de los tiempos. Una piel suave como la de un bebé, a pesar de la eternidad. Y si el cariño tiene que oler a algo, cierro los ojos y huelo a mi abuela, esa mezcla de jabón y agua de rosas. Así huele el amor infinito de una abuela.
Además mi abuela es una cocinera absolutamente maravillosa, será porque todo lo hacía con la paciencia y el amor de los que no tienen prisa y sólo desean agradar. Por eso, para el aniversario de La Cocina Typical Spanish os traigo una de las cosas más ricas que preparaba mi abuela, la leche frita.
Creo que no la había vuelto a comer desde que era una niña, y recordaba este bocado con tanta ternura, que no sabría deciros si realmente es delicioso o si era el amor y el recuerdo de mi abuela, de esa abuela que me cuidaba cuando era niña, lo que me encogió el corazón.
Era la receta ideal para el #díadeldulceTS ya que no sólo es una receta tradicional, sino que además es de esas recetas que nos transportan a la sencillez de la cocina de antes, llena de cariño, hecha con paciencia.
Espero que os guste tanto como a mí, y que también a vosotros os haga volar las mariposas del corazón.
Leche frita
Ingredientes:
1 litro de leche entera.
6 cucharadas de harina de trigo.
2 cucharadas de maizena.
100 g de azúcar.
2 yemas de huevo.
canela en rama.
Harina y huevo para rebozar.
Azúcar y canela molida para terminar la leche frita.
Aceite de girasol para freír.
Preparación:1. Ponemos a calentar toda la leche menos 100 ml que reservaremos para desleír la harina. Junto con la leche, ponemos una ramita de canela. Cuando esté a punto de hervir, retiramos del fuego y dejamos templar.
2. Desleímos despacio las dos harinas en la leche que tenemos reservada, con cuidado de que no se formen grumos.
3. Incorporamos las yemas y el azúcar también a esta mezcla.
4. Retiramos la rama de canela de la leche y la vamos incorporando poco a poco a la mezcla de yemas, removiendo constantemente.
5. Llevamos de nuevo al fuego, removiendo constantemente hasta que espese la mezcla. Tiene que quedar una pasta bastante espesa.
6. Cubrimos una fuente honda con papel film y vertemos en ella la pasta de la leche frita. Cubrimos también la superficie con papel film y una vez que se haya templado, reservamos en la nevera hasta el día siguiente.
7. Al día siguiente, cortamos la pasta en cuadraditos no muy grandes, los pasamos por harina y huevo batido y los freímos en aceite de girasol. Sacamos a un papel absorbente para retirar el exceso de grasa. Cuando se hayan enfriado, espolvoreamos un poco de azúcar y canela molida por encima.
No olvidéis visitar todas las delicias que han preparado los compis del reto para el #diadeldulceTS pinchando en el logo de La Cocina Typical Spanish.