Llegué tarde. Me entretuve acicalando y ejercitando mis bonitas alas de colores y cuando me di cuenta ya habían cerrado la botella. Frustrada, tuve que replegar mi larga trompa enrollable en espiral con la que libo el néctar de las flores que polinizo. Me posé sobre el tapón esperando a que los humanos se decidiesen a servir un poco de licor de mandarina en las copas. Pero no disponía de mucho tiempo porque soy consciente de que mi vida como mariposa adulta es corta. Pronto desaparecería de este mundo sin haber probado aquello que tanto había llamado mi atención. Tenía junto a la botella unas mandarinas que habían sobrado, pero lanzarme sobre ellas no era lo mismo que probar el licor. O sea que me propuse esperar y obtuve la recompensa. No todo estaba perdido. Desenrollé mi espiritrompa y en un momento de descuido de aquellos seres racionales pude disfrutar de aquel placer de dioses. Ya podía emprender el vuelo hacia lo desconocido.
RECETA
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INGREDIENTES (para un litro)
10 mandarinas clementinas pequeñas.
½ litro de aguardiente de 50º
250 g de azúcar
½ litro de agua mineral.
Una cucharadita de granos de anís.
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PREPARACIÓN
Lavar, cepillar y secar bien las mandarinas.
Pelarlas y cortar las cortezas en tiras muy finas.
Poner las pieles cortadas en un tarro previamente esterilizado.
Añadir el orujo.
Machacar en un mortero una cucharadita de granos de anís, agregarlos, tapar y dejar macerar durante 15 días.
Pasado ese tiempo, preparar una mezcla de ½ litro de agua y 250 g de azúcar. Removerlo bien y añadirlo al tarro.
Dejar en maceración durante seis semanas.
Filtrar por un tamiz de tela, pasarlo a una botella y servir muy frío.