Todavía no tengo el veredicto.
¿Es Capitán Rábano un impostor? ¿O un caníbal?
Le descubrí un día ya lejano, en el que me encontraba yo mirándome a los ojos, frente a frente, con un manojo de rábanos con los que no sabía que hacer. Eran muchos, y me miraban. Me echaban en cara [rábanos rencorosos] que llevaban días y días en mi nevera, que pasaban frío, que estaban desperdiciando su juventud.
Ya no eran aquellos rábanos frescos y tersos que llegaron a mi casa desde la huerta del productor que me trae la verdura al grupo de consumo ecológico. Empezaban a ser rábanos maduros, con experiencia en la vida, aburridos de compartir nevera con zanahorias y nabos. Esas clases inferiores que yo sin piedad meto en su mismo cajón.
Y buscando una solución, una salida digna para mis pequeños, pensé “Seguro que el Capitán Rábano tiene una respuesta para mí”
Lógico, verdad?
Pues no.
Visto su índice de recetas de arriba a abajo y escudriñado hasta el último rincón de sus… digamos que… más de 500 recetas ¡500! he encontrado una única, solitaria y triste receta con rábanos.
Una.
Luego para disimular, ha ido añadiendo tímidamente brotes de rábano a otras tres recetas [Una ensalada de trigo bulgur y aguacate, un bocadillo de carne picada con salsa de yogur y remolacha, y una crema de marisco con colas de cigala] que siguen siendo 3 de entre más de 500: un raquítico 0.008%. Sí, Capitán, las estadísticas le dejan a uno en pelotas.
Y entonces llega mi duda.
¿Es el capitán un impostor que se hace llamar a sí mismo Capitán Rábano, a pesar de no comer nunca jamás rábanos?
¿Es un defensor de los derechos de los rábanos, ha fundado una logia con un logotipo rabaneril, y les rinde culto? ¿Son acaso como las vacas sagradas de los hindús?
¿No se los come porque lo considera antropofagia, canibalismo?
Que ojo, aquí cada uno le rinde culto a lo que le da la gana, y yo lo respeto. Si hay pastafaris, que haya rabanofaris, o como se debieran llamar.
Si hay gente que rinde culto a unos absurdos zapatos de 6.000 euros con unos tacones que te descojonan los callos en dos minutos caminando, que haya gente que rinda culto a nuestros preciosos rábanos, humildes y mucho más auténticos.
Si tenemos seguidores incondicionales que pujan por la primera trucha, el primer salmón y la primera trufa de temporada, que haya pujas por el primer rábano, el más bonito o el más simpático.
No permitamos que los rábanos sean los hermanos plebeyos de las setas pijas y de las trufas estiradas. Demos a los rábanos un lugar en el mundo.
Sobre todo, porque cada vez que el productor me trae un manojo, pasadas las dos primeras ensaladas…. yo ya no sé que hacer con ellos!
Así que comparto con vosotros este #asaltablogs, cuya víctima ha sido Con un par de guindillas.
INGREDIENTES
[4 PERSONAS]
Lomo fresco, 800 g [Unos 2/3 filetes por cabeza]
Para la salsa
Rábanos, 200 g
Queso crema, 200 g [o cualquier queso fresco suave]
Menta, 20 g
Jengibre, 15 g
Sal, pimienta
MODUS OPERANDI
La salsa
Tan sencillo como lavar bien todos los ingredientes, limpiar los rábanos conservando la piel, pelar el jengibre, separar 20 g de hojas de menta desechando los tallos, y triturarlo todo en una picadora de alimentos [bendita Thermomix].
Salpimentamos al gusto, y lo guardamos en la nevera.
El lomo
Por otra parte, el lomo lo cortamos en tiras y lo salteamos en una sartén con una gota de aceite, sal y pimienta.
Cuando esté doradito, lo servimos con la salsa al lado.
El quid de la cuestión
Las temperaturas para servirlo son: Lomo recién salteado y caliente, y salsa muy fría de la nevera.