Es una receta de las de toda la vida y que si no hace mucho calor, nunca falla en una reunión, cena, comida en la azotea o el patio, etc. Proviene de los tiempos en que no existía manera de conservación de las carnes, salvo, el ahumado, o el salado y como no, el meterlas en manteca de cerdo.
Nosotros le vamos a dar un punto sacado de una receta de lomo de Orza, ya que al añadir un poco de aceite de oliva, vamos a licuar algo la manteca y de esta manera será más fácil la manipulación de la misma cuando esté fría. Podemos usar la manteca refinada o partir de la pella del cerdo. Lo planteamos de esta segunda manera.
1 kg de lomo de cerdo cortado en medallones de 2 dedos de grosor
1 kg, de pella de cerdo
1 cabeza de ajos machacados
100 ml de aceite de oliva virgen
Sal, pimienta y comino al gusto, pero de comino, por lo menos 2 cucharadas
1 hoja de laurel
1 cucharada de orégano
500 ml de agua
Zumo de 1 1/2 limones
Unas 4 ó 5 horas antes de empezar, maceramos los trozos de carne con el comino, los ajos machacados con piel, el orégano, la pimienta, la sal y el zumo de limón. Dejamos reposar, moviéndolo de vez en cuando. Unas 5 horas por lo menos.
En un perol, colocamos el aceite y troceamos la pella en tacos, lo ponemos a fuego suave y dejamos que esta se derrita. Cuando esto haya ocurrido y nos queden unos trozos reducidos de pella con aspecto plasticoso, los retiramos y colamos el líquido por un colador fino. Devolvemos al perol y añadimos los ajos, el laurel y la carne escurrida del jugo del adobo. A fuego lento. Cuando vamos que toma color por todos lados, tras unos 15 ó 20 minutos, vertemos el contenido del adobo y añadimos el agua.
Dejamos cocer, hasta que el agua se haya consumido. Esto es sencillo de detectar. En vez de sonar como un hervor, se oirá como una fritura. Parece una tontería, pero se diferencia perfectamente. En este momento, el lomo estará hecho, y tierno. Si vemos que aún necesita un poco más de tiempo, añadimos más agua y listo.
Dejamos reposar unas 24 horas en lugar fresco y estará listo para poder disfrutar de una de las cosas más ricas que nos ha dado la cocina tradicional.
Así que, Besos a todas, besos a todos, besos a……, en fin, besos, e intentad con todas vuestras fuerzas ser felices.