¿Puede un olor, una visión, un sonido, un sabor transportarnos a tiempos pasados? Seguro que sí. El olor del humo de las chimeneas en invierno que queda como flotando sobre el pueblo me recuerda mi infancia. También me recuerda mis primeros años escolares el olorcillo a lápiz recién afilado. O el sonido reiterativo de las tablas de multiplicar. O la pegadiza cancioncilla que salía de la radio y decía “Yo soy aquel negrito del África tropical…” con que se anunciaba el Cola-Cao, cuando ni sabíamos dónde estaba África ni qué era el trópico.
Al hablar de magdalenas, inevitablemente nos viene a la mente el pasaje de “Por el camino de Swann” cuando el escritor francés Marcel Proust saborea una magdalena con una taza de té y el recuerdo le retrotrae a su infancia al asociar el sabor, el aroma y la textura de la magdalena con temporadas de su niñez pasadas en casa de su tía Leoncia.
En su texto,el escritor recuerda la forma de “esos bollos cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino”, pero no nos desvela su sabor.Las magdalenas de limón de esta receta son decididamente diferentes de las que que saboreaba Proust y tienen una forma que recuerda más, con su copete azucarado, a la de unas Magdalenas de naranja que publicamos hace algunos meses, ... pero para despejar la duda sobre su sabor tendréis que hincarles el diente y atravesar su corazón esponjoso.
RECETA
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INGREDIENTES (17-18 magdalenas)
125 g de huevos (3 dependiendo del tamaño).
175 g de azúcar.
60 ml de leche.
190 ml de aceite de girasol.
210 g de harina de repostería.
2 cucharaditas de levadura Royal.
Una pizca de sal.
La ralladura de 1 limón.
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PREPARACIÓN
Batir con unas varillas eléctricas los huevos y el azúcar hasta que la mezcla esté blanquecina.
En un bol aparte, juntar la leche con el aceite de girasol e incorporar a la mezcla anterior sin dejar de batir.
Mezclar la harina, la sal, la levadura y la ralladura de limón y añadir a la masa anterior.
Una vez mezclados dichos ingredientes, batir 2 o 3 minutos más incrementando la velocidad.
Tapar y dejar reposar en la nevera como mínimo una hora, aunque también puede dejarse hasta el día siguiente.
Precalentar el horno a 200º.
Pasar la masa a una manga pastelera.
Poner las cápsulas para las magdalenas dentro de un molde rígido y distribuir la masa llenando sólo tres cuartas partes de cada una de ellas.
Echar un poquito de azúcar por encima y meter en el horno bajando un poquito la temperatura. Hornear entre 14 o 16 minutos (siempre dependiendo del horno).
Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.