Estos dulces, aún espolvoreados de azúcar glas, no resultan ni mucho menos empalagosos.
Si tenemos la precaución además de no hacerlos demasiado grandes, son un perfecto colofón, acompañados de un café o un licorcito, para una buena comida.
Ingredientes:
220 gr. de manteca de cerdo.
70 gr. de vino blanco dulce.
60 gr. de zumo de naranja
1 cucharada de azúcar.
1 pizca de sal.
500 gr. de harina.
azúcar glas para rebozar.
Ablandamos la manteca de cerdo en el microondas y le mezclamos poco a poco los líquidos, esto es el vino y el zumo de naranja. Removemos despacio y no demasiado.
Después le añadimos, también poco a poco, el azúcar y la pizca de sal.
Inmediatamente después incorporamos la harina tamizada y removemos un poco y lentamente. Da igual si nos parece que nuestra masa está un poco grumosa.
Estiramos la masa en una superficie enharinada y la dejamos gordita, como con 2 cm. de espesor. Cortamos porciones con el cortapastas o un molde de galletas y las vamos poniendo en una bandeja de horno forrada con una lámina de papel de hornear.
Los introducimos en el horno precalentado a 180 ºC y los dejamos unos 20 minutos o hasta que veamos que empiezan a tomar color, no deben dorarse. Si os fijáis en las fotos veréis que a mi se me han dorado un poquito más de la cuenta y eso se notaba en que el interior estaba algo más reseco de lo que sería aconsejable.
Cuando apaguemos el horno, conviene dejarlos dentro un par de minutos más.
Sacarlos y rebozarlos en azúcar glas cuando baje su temperatura y puedan manipularse.
Al servirlos, espolvorear por encima un poco más de azúcar glas ayudándonos de un colador.