Ingredientes:
1/2 lechuga batavia,
1/2 calabacín,
cecina en lonchitas,
almendras crudas.
sal y aceite de oliva virgen.
Comenzamos limpiando la lechuga y la dejamos sumergida en agua muy fría durante una hora. Eso hará que su textura sea más tersa y consistente.
Mientras tanto, cogemos un puñado de almendras crudas y las tostamos en una sartén con unas gotas de aceite y un poco de sal. Cuando tomen un bonito color dorado, las reservamos mientras se enfrían.
Cogemos las hojas de lechuga y las cortamos en trozos no demasiado pequeños. Los colocamos en la fuente y la salamos muy ligeramente.
Lavamos el calabacín, no es necesario pelarlo si la piel está sana, y lo cortamos en medias lunas finitas que iremos colocando sobre la lechuga.
Hacemos unos pequeños rollitos con las lonchas de cecina y los vamos poniendo por encima del calabacín.
Ponemos las almendras en un mortero y les damos unos golpes. Deben quedar troceadas pero no migadas. Dejamos caer las almendras troceadas sobre el plato de la ensalada y rociamos todo el conjunto con aceite de oliva virgen generosamente.
Recordad que las ensaladas deben servirse en cuanto las hayamos aliñado pues van perdiendo textura. En el caso de esta ensalada, la lechuga y el calabacín pierden su tersura y la almendra el crujiente.
Ya nos contaréis que os ha parecido esta ensalada, ¡a nosotros nos encanta!
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