"Mirad, señor doctor, de aquí adelante no os curéis de darme a comer cosas regaladas ni manjares esquisitos, porque será sacar a mi estómago de sus quicios, el cual está acostumbrado a cabra, a vaca, a tocino y a cecina, a nabos y a cebollas, y si acaso le dan otros manjares de palacio, los recibe con melindre y algunas veces con asco". (Segunda parte del Quijote, capítulo XLIX). Eso le dice Sancho Panza, gobernador de la isla de Barataria, al doctor Pedro Recio Agüero de Tirteafuera cuando le ofrece un gran banquete.
Como podéis ver la cecina era una vianda popular en la época de Cervantes. Pero popular en el sentido de que quién la comía era el pueblo y no las clases pudientes, que no serían muchas en aquellos tiempos. La cecina es, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, "carne salada, enjuta y seca al aire, al sol, o al humo". Y donde saben mucho de salar, secar y ahumar esta carne de vaca es en León.
Hasta ahora hemos utilizado la cecina en dos platos: "Canutillos de cecina rellenos de foie" y "Ensalada de cecina con ciruelas y salsa de pistacho". Hoy hemos hecho una ensalada de cecina con fresas, lechuga, tomates, queso y anacardos. Sancho Panza hubiera alucinado.
RECETA
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INGREDIENTES (para 4 personas)
4 lonchas de cecina de León.
6 tomates cherry.
6 fresas.
2 rodajas de queso de cabra.
Anacardos.
Aceite de oliva.
3 cucharadas de vinagre de jerez.
1 cucharada de azúcar.
Un vaso de agua para escaldar los tomates. PARA LA REDUCCIÓN DE OPORTO:
300 g de vino de Oporto.
2 cucharadas de azúcar moreno.
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PREPARACIÓN
Calentar un vaso de agua en el microondas y cuando esté bien caliente escaldar los tomates. Pelar y reservar.
Mezclar el azúcar y el vinagre y macerar las fresas laminadas y los tomates pelados durante unos 15 minutos.
REDUCCIÓN DE OPORTO:
Mientras tanto, poner el vino y el azúcar en una cazuela y hervir a fuego lento dando vueltas de vez en cuando hasta que reduzca a la mitad y tenga una textura como de caramelo líquido.
Retirar del fuego y dejar enfriar.
Montar el plato con todos los ingredientes.
Poner un chorrito de aceite de oliva y rociar con la reducción del vino.
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OBSERVACIONES
No hemos puesto sal porque creemos que no era necesario, pero eso queda a vuestra elección.
Se puede sustituir el vino de Oporto por Pedro Ximenez.