Para hacer unos 40 nuggets necesitamos:
1/2 kg de pechuga de pollo.
65 gr de queso de untar natural (lo puedes poner bajo en calorías).
2 rebanadas de pan de molde.
100 gr de leche.
2 huevos.
Pan rallado.
Harina.
Aceite de oliva virgen extra.
Sal.
Pimienta.
A la manera tradicional:
1º. Corta las pechugas de pollo limpias en trozos medianos y viértelos en un cuenco grande. Salpimienta.
2º. En un bol, empapa bien las rebanadas de pan con la leche. Cuando el pan esté muy, muy blando, escurre la leche y échalo al cuenco del pollo.
3º. Añade un huevo y el queso de untar junto al pollo y el pan.
4º. Con una batidora de mano, ve triturando poco a poco todos los ingredientes hasta obtener una pasta homogénea.
5º. Con la ayuda de dos cucharas coge un poco de masa y pásala por harina (una capa finita), huevo y pan rallado, y dale forma con las manos. Para freír puedes usar aceite de girasol, pero a mí me gusta freírlos con aceite de oliva virgen extra suave. Quítales el exceso de aceite con papel absorbente y acompáñalos de una ensalada.
En Thermomix:
Sigue todos los pasos anteriores, pero vierte los ingredientes directamente en el vaso de tu Thermomix. Echa primero el huevo. Puedes pedirle a tu carnicero que te triture el pollo o si quieres, pica tú mismo a cuchillo las pechugas en trozos pequeños o medianos y échalas en el vaso. Cuando estén todos los ingredientes, programa 1 minuto/velocidad 5 sin temperatura. Mira que esté todo bien integrado. Si necesitas bajar hacia las cuchillas los ingredientes o programar más tiempo, adelante. Dales a continuación forma, reboza y fríe.
Estos nuggets soportan muy bien la congelación. De hecho, yo suelo tener siempre en el congelador porque a los peques les encanta y de vez en cuando se los pongo de cena con una ensalada de guarnición. Para congelarlos, ponlos en una bandeja en horizontal y espera a que estén duritos para guardarlos en una bolsa de congelación o en un táper. Así evitarás que se peguen unos a otros y podrás usarlos cuando quieras.