Soy muy muy muy panera. Pero muchísimo...
Desde que era una enanilla, recuerdo ir por las calles de mi ciudad y reducir el paso hasta quedarme embobada, con los ojos cerrados y oliendo todo lo que podía cada vez que pasaba por delante de una panadería (yo creo que intentaba acumular el olor a pan para luego llevármelo a casa o algo :P ).
Y os aseguro que hay muchas, muchíííísimas panaderías donde vivía... así que imaginaos cuantas veces podía llegar a intentarlo!
A día de hoy lo sigo haciendo alguna vez, pero la verdad es que la mayoría de sitios no tienen ese olor tan característico que me teletransporta inmediatamente a ese momento.
Lo que sí sigo haciendo demasiadas veces (mamá, ahora ya no puedes echarme la bronca! jejeje) es ir cogiendo un pellizco y otro pellizco y otro pellizco más de pan... hasta que me doy cuenta que aún no he llegado a casa y ya me he zampado la mitad.
Y eso se eleva a la enésima potencia si el pan está caliente... Entonces ahí sí que ya me vuelvo tarumba del todo.
Con este historial podría ser la mayor panarra del mundo...
... pero no.
El pan casero me da una pereza superior a todas mis fuerzas acumuladas durante 26 años de amor panarra. Y es que los tiempos de fermentación me matan, porque sin son cortos no me puedo mover de casa y si son largos ni me los planteo.
Pero el otro día decidí cambiar eso. E hice un pan feo feísimo (este que veis de fondo en las fotos) que no estaba mal, la verdad, pero que entre otros "errores" novatos se me pasó vigilar el segundo levado en el molde... (ejeeeeem...)
Así que cuando me di cuenta mi pan había crecido tanto que había hecho (casi) desaparecer por completo el molde... y aún así lo horneé, me lo comí y tan pichi!
Con la receta de hoy la cosa fue bastaaaante mejor (creo que es evidente...) y me parece un pan ideal para empezar a meterse en el mundillo.
Es una receta hiper básica de Ibán Yarza, sin complicaciones y con la que no se tarda la vida en tener el pan listo. ¡¡Hacedme caso!! Os lo dice la que 4 párrafos más arriba critica los tiempos de levado ;)
PAN CASERO: RECETA BÁSICA FÁCIL Y RÁPIDA
Ingredientes:
- 500 gr. de harina de fuerza (100%)
- 300 gr. de agua (60%)
- 10 gr. de levadura seca de panadería (2%)
- 10 gr. de sal (2%)
Los porcentajes que veis al lado os dice la cantidad de cada ingrediente que se necesita teniendo como referencia que el 100% es la cantidad de harina que vamos a utilizar.
Por ejemplo, el 60% de agua con respecto a los 500gr. de harina son, precisamente, los 300 gr. Con lo cuál, con saber los porcentajes de todos los ingredientes y la cantidad de harina que hay en la receta, podremos sacar el resto de cantidades sin ningún problema.
En un bol, incorporamos la harina y hacemos un hueco en el centro (estilo volcán). Añadimos el resto de ingredientes secos en el centro y, por lo último, incorporamos el agua.
Amasaremos durante unos 10 - 15 minutos hasta que la superficie del pan sea lisa y sin grumos. En este videotutorial podéis ver el tipo de movimientos que se deben hacer para que el amasado sea mejor, aunque también se puede hacer sin problemas con una batidora eléctrica utilizando las varillas en forma de espiral.
Le damos forma de bola y lo dejamos fermentar en el bol tapado con un paño de cocina limpio hasta que doble su tamaño.
El tiempo dependerá de la temperatura que haga, aunque será más o menos una hora. Yo lo dejé algo menos, unos 45 minutos, ya que con el calor subió mucho más rápido.
Enharinamos ligeramente una superficie de trabajo, donde pasaremos la masa y la amasaremos de forma suave para quitarle el gas.
Le damos la forma deseada (en mi caso fue una bola), la cuál debe ser, tal y como dice Ibán Yarza, "homogénea, regular y tensa". La dejamos fermentar sobre la misma superficie de trabajo tapada con el paño limpio hasta que crezca de nuevo pero sin llegar a doblar su volumen.
Ponemos a precalentar el horno a 210º con la bandeja dentro y a la altura más baja. Esto deberemos hacerlo antes de que haya llegado al punto de levado ideal, para que cuando llegue podamos meter la masa directamente al horno y no tengamos que esperar (y que por lo tanto siga fermentando).
Justo antes de meterlo en el horno, enharinamos muy ligeramente la superficie de nuestro pan y le hacemos algunos cortes para fraguar la greña (es decir, la zona por donde nuestro pan se abrirá). Yo lo hice en forma de cruz de lado a lado.
Para meterlo, podemos dejarlo directamente sobre la bandeja del horno (importante que esté dentro y caliente!!) o ponerlo sobre un trozo de papel de hornear. Lo hornearemos durante unos 45 minutos.
Pasado este tiempo lo sacamos y lo dejamos enfriar sobre una rejilla (si es que podéis...!!).
Y... ¡¡listo!!
Pan recién hecho, calentito, casero... mmmmm... ¿qué más se puede pedir?
Caliente está buenísimo, aguanta muy bien durante todo un día y cuando veais que empieza a perder un poco, vuestras mejores amigas serán ¡¡las tostadas!!
Igualmente tiene una miga densa que para nada se queda dura al poco, ¿eh? Pasado día y medio nos lo comimos sin hacerle ningún asco! ;)
Otra opción si veis que os va a sobrar es congelarlo y sacarlo en el momento en que lo necesitéis. Que siempre es muy socorrido, oye...
¡Y hasta aquí mis dos incursiones panarras!
Ya os iré contando más... ¡¡¡y espero que os animéis con él!!! ¡Que ya veis que es facilito!
Besiiiitos y a disfrutar del findeeee!!También puedes seguirme en...