CELEBRANDO EL DÍA DE MUERTOS.
En toda la República Mexicana el día 1 y 2 de noviembre se celebra el día de muertos, y por costumbre se colocan altares; donde no puede faltar el exquisito pan de muerto que para nosotros mexicanos es un verdadero placer y una delicia llevarlo a nuestras mesas en esa celebración.
Históricamente se dice que el surgimiento de dicho pan viene de la época de los sacrificios humanos y la llegada de los españoles a la que entonces era la nueva España en 1519. En aquellos tiempos una princesa era ofrecida a los dioses como sacrificio, su corazón aún latiendo se introducía en una olla con amaranto para morderlo y posteriormente, en señal de agradecimiento como una buena cosecha por haber vencido a un enemigo.
Al llegar los españoles, no consentían este tipo de prácticas y entonces tuvieron la idea de elaborar un pan de trigo en forma de corazón, bañado en azúcar pintada de rojo, que simulaba la sangre de la doncella y así fue cómo surgió el pan de muerto Con los años ha ido teniendo modificaciones hasta obtener lo que ahora conocemos como un pan redondeado decorado con la simulación de huesitos en la parte de posterior. Quizá otras culturas no comprendan la importancia que para nosotros los mexicanos significa esta tradición de venerar a nuestros muertos, pero independientemente a cualquier religión. Es una manera de recordarlos y así mantenerlos vivos en nuestros corazones ya que un ser querido no muere si se le mantiene vivo con el recuerdo.
Aquí te comparto mi receta espero que la prepares y disfrutas de esta hermosa tradición.
Ingredientes
1/2 k de harina
1 mantequilla de 90 gr (a temperatura ambiente)
4 huevos
150 ml de leche
1/2 cucharadita de sal
3/4 taza de azúcar 150 g
3 cucharadas de levadura en polvo
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharada de ralladura de naranja o 2 cucharadas de té de anís (preparado bien concentrado) según el sabor del que quieras tu pan
Un poco más de harina para amasar
Para decorar
1/2 taza de azúcar
1/2 barra de mantequilla
Preparación
Poner la leche entibiar y luego agregar la levadura, 1 cucharada de azúcar, 1 cucharada de harina. Revolver bien y dejar reposar.
Sobre la mesa o en un recipiente muy amplio pones la harina formando una fuente, en medio el azúcar, la ralladura de naranja o el anís según, el sabor que quieras, la sal, la mantequilla, el extracto de vainilla. Integrar todos los ingredientes que tienes al centro y luego agregar 3 huevos, la levadura que ya fermento.
Poco a poco vas integrando la harina para formar una masa. Al principio estará pegajosa y la tienes que despegar con ayuda de una espátula o una miserable (lo que tengas a la mano).
Continuar amasando por 30 minutos aproximadamente, hasta obtener una mezcla suave y y manejable, que no se pegue en las manos.
Ayúdate con un poco de harina en tus manos y en la mesa, el amasado requiere de paciencia no te desesperes y al principio parece que nunca quedará, pero te aseguro que va agarrando cuerpo según vas amasando.
Cuando termines de amasar debes dejarla reposar de 1 a 2 horas en un recipiente grande y en un lugar cálido, de preferencia cerca de la estufa hasta que doble su tamaño.
Pasado este tiempo regresa la masa a tu mesa y poniendo un poco de harina en la base, le das una amasada para eliminar el gas que se formó.
Aparta un poco de masa para los huesitos, con la demás masa forma las bolitas del tamaño que quieras que sean tus panes.
Engrasa y enharina una charola, coloca las bolitas para que crezcan dejando espacio entre ellas.
Mientras tanto forma los huesitos. bate el huevo restante y barniza los panes luego coloca los huesitos sobre tus panes.
Dejar reposar por una hora más hasta que dupliquen de nuevo su tamaño.
Calienta el horno a 200 grados.
Cuando los panes hayan crecido meterlos al horno y pasados 15 minutos baja la temperatura a 180 grados, hornea por 20 minutos más o hasta que el pan esté.
Dejé enfriar tus panes por 15 minutos mientras tanto pones derretir la media barra de mantequilla, con una brocha unta los panes y luego espolvoreados con el azúcar.
Sirve acompañado de un chocolatito caliente o de un buen café.
Estos deliciosos panes sirven para recordar y celebrar a nuestros seres queridos que se nos adelantaron en este viaje de la vida porque en nuestro México celebramos la vida pero también celebramos la muerte.
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