He descubierto una receta para hacer panecillos integrales que me encanta. La verdad es que hasta que probé a hacerlos no me apetecía nada porque el pan integral me resulta absolutamente insípido. Sin embargo, no sé si será por el toquecillo de mantequilla, que es de apenas 15 grs, y eso le hace más apetecible o la forma en la que se hacen pero estos me encantan.
Como más me gustan es en el desayuno pero no les hago ascos en cualquier otro momento. Están buenísimos sólo con mantequilla o en una cena informal con un poco de aceite de oliva virgen jamón o cecina.
Eso sí, si os decidís a hacerlos ya os aviso que no debéis ser impacientes. Sin prisas, vais a echar toda una tarde en ellos.
Entre amasados y levas pensad que no vais a poder alejaos mucho de la cocina. Son ideales para una de estas tardes de invierno eterno que estamos teniendo.
El resultado final compensa el tiempo invertido, además los que no utilicéis podéis guardarlos en una bolsita dentro del congelador e ir sacándolos a medida que queráis consumirlos.
¿Os animáis a hacerlos? ¡¡¡ Nos ponemos el delantal!!!
Ingredientes:
500 grs. de harina de trigo integral
350 ml. de agua
20 grs. de azúcar
8 grs. de levadura fresca
8 grs de sal
15 grs de mantequilla a temperatura ambiente.
Elaboración:
Como siempre, lo primero que debemos hacer es disponer ya medidos y pesados los ingredientes que vamos a necesitar
Vamos con el primer paso que consiste en activar la levadura. Tomamos del agua que tenemos 75 grs ó 75 ml (peso y medida se corresponden en números) y en un vaso lo templamos en el microondas, con 15 segundos es suficiente. Le añadimos 10 grs del azúcar que teníamos reservado y removemos hasta que se disuelva.
Una vez disuelto desmenuzamos con los dedos la levadura, echamos al vaso, removemos hasta que se quede completamente disuelta y dejamos que se active durante 15 minutos.
Mientras está activándose la levadura se crea una capa de espuma en la superficie del líquido que hace un sonido efervescente que me resultó bastante curioso. El resultado es el que podéis ver a continuación
Una vez vez activada la levadura vamos ya con la masa de los panecillos. En un recipiente que tenga tapa, vertemos la levadura, el resto de agua que nos quedó que también templaremos unos 30 segundos en el microondas y los 10 grs de azúcar que nos quedan. Removemos con ayuda de una cuchara hasta que todo quede bien integrado.
Tamizamos la harina sobre el recipiente. Al ser integral, la fibra se quedará en el tamiz pero la añadimos al finalizar este paso. Incorporamos la sal. Removemos y mezclamos todo con una cuchara.
Dejamos reposar 20 minutos tapando el recipiente para que la harina se humedezca con el agua.
Vamos a pasar la masa al cuenco de la amasadora y la ponemos en funcionamiento con el accesorio del gancho. Hay que estar unos ocho minutos. Por el bien de mi máquina opté por ir alternando la velocidad media con media-baja porque la masa es densa y pesa y la amasadora al ser de uso doméstico me da miedo que pueda romperse.
Cuando la masa está ya más uniforme y lisa añadimos la mantequilla en trocitos para que se integre.
Pues hala, otro tanto de amasado hasta que lo tengamos listo. En total fueron menos de veinte minutos. Todo un logro para quien se atreva a hacerlo a mano. Creedme, no es mi caso.
Ahora que ya está tal como la necesitamos, vamos a poner la masa dentro de un recipiente que tenga tapa al que hemos engrasado con un poco de aceite. Tenemos que dejarlo hasta que duplique su tamaño.
Como este año no termina de llegar el buen tiempo lo que he hecho ha sido guardarlo dentro del horno a 50ºC. De esta manera en tres cuartos de hora conseguí que la masa duplicase su tamaño.
Volcamos en la encimera y desgasificamos, amasando un poquito y formando una bola que llevamos de nuevo al recipiente y que leve de nuevo.
Esta operación tenemos que hacerla hasta en tres ocasiones. Es decir, en total la masa tiene que levar tres veces.
Enharinamos la encimera y volcamos la masa. ¡Ánimo, que ya falta menos!
Pesamos la masa, son 900 grs y la dividimos en 8 trozos del mismo tamaño. Unos 1125 grs cada uno.
Boleamos (damos forma de bola) los trozos de masa y cubrimos con film transparente. Los dejamos reposar durante 10 minutos.
Y comenzamos a darle forma a los panecillos. La técnica consiste en aplastar la masa con las yemas de los dedos hasta dejarla con forma de platillo
Doblamos sobre sí misma sellando, recogiendo, doblando los extremos que vamos creando y rodamos dando la forma final del panecillo.
Cuando ya tenemos los panecillos formados los vamos colocando en una bandeja con papel de hornear separados entre sí.
Tapamos de nuevo con film transparente y dejamos que dupliquen su tamaño. Esta última leva tarda aproximadamente una hora.
Vamos encendiendo el horno a 220ºC, con calor abajo y en el fondo ponemos una bandeja que también tiene que calentar.
Tenemos que greñar los panecillos. Si no lo hacemos pueden romper por cualquier parte y estropearse. Recomiendo hacerlo con un cuchillo afilado. En esta ocasión, lo hice con una cuchilla de las de limpiar la vitro y luego me arrepentí. Tiene que quedar un corte limpio y a mi me quedó como a trompicones. Mira que ya los he hecho en otra ocasión y me quedaron genial pero estos que eran para poner en el blog precisamente me quedaron un poco churros. Como no tengo foto de los anteriores os los enseño.
Menos mal que en el horno vuelven a crecer y eso desaparece.
Llevamos al horno y en la bandeja que dejamos calentando vertemos un vaso de agua muy caliente. Esto hará que se forme vapor en el interior del horno. Este paso es muy importante hacerlo muy rápido para no perder el calor ni el vapor generados.
Mantenemos 10 minutos y después cambiamos a la función de calor arriba y abajo. En quince minutos estarán hechos.
Los sacamos del horno y dejamos que enfríen sobre una rejilla.
Fuente: Recetas de Esbieta
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