Llevaba un tiempo queriendo hacer un plato con pasta de tamaño grande, y a pesar de haberlo intentado varias veces, no encontraba un relleno que me terminara de gustar, ni una manera de presentarla que no pareciera demasiado "desorganizada". Por fin puedo decir que estoy contenta con el resultado.
Lo mismo me pasaba con la salsa, al ser blanca quedaba solapada y sosa. Con la pimienta rosa destaca algo más. El reposo de 24 horas le ha dado un toque de color también, seguramente por las nueces. Probé napar la pasta parcialmente, pero creo que queda mejor de base y echar en una jarra el resto para que cada comensal se sirva a gusto.
Es una receta entretenida de hacer, más que complicada, porque cortar las hortalizas requiere algo de tiempo. Tiene la ventaja de que se puede elaborar en dos partes; un día podéis preparar el relleno y la salsa de queso, que se debe guardar en la nevera bien tapada. Al día siguiente, solo hay que cocer la pasta. Rellenar, y dar un toque de microondas. Calentar la salsa sin que hierva, y servir...
Ingredientes para 4 personas (orientativo, porque depende del tamaño de la pasta)
Pasta grande (4 unidades por persona)
12 champiñones medianos muy frescos
La parte blanca de dos puerros grandes
2 cebollas de verdeo medianas
1 calabacín (250g)
1 chorrito de vino blanco de mesa
2/3 ajos
7/8 nueces
200 g de queso gorgonzola
200 ml de nata (crema de leche) para cocinar
Espesante alimentario (opcional)
1 paquete 1/2 de salsa de champiñones en polvo
Tomillo fresco
Laurel
Pimienta blanca
Pimienta rosa
Sal
Primero vamos a elaborar la salsa:
Trocear a cuchillo las nueces pequeñas.
Poner a calentar a fuego bajo la nata (crema de leche) en un cazo y añadir el queso troceado. Remover con unas varillas para que no se pegue. Condimentar con pimienta blanca y sal.
Cuando empiece a hervir añadir las nueces troceadas. Cocer tres o cuatro minutos a fuego lento. Si no se consigue que tenga una textura de salsa semi espesa, añadir una cucharadita de espesante alimentario. Cuando enfría suele coger más cuerpo.
El relleno:
Cortar todas las hortalizas y los champiñones a trozos bien pequeños (brunoise) y picar el ajo. Sofreír bien la cebolla. el puerro y el ajo hasta que cojan color.
Añadir el calabacín, dar unas vueltas y echar los champiñones. Subir el fuego y sofreír unos instantes hasta que cambien a un ligero color dorado, así el fondo tiene más sabor.
Añadir el vino. Evaporar completamente el líquido.
Condimentar con sal, tomillo fresco, pimienta blanca, y cuatro o cinco granos de pimienta rosa.
Disolver el polvo de champiñones en agua mineral y verter en el sofrito. Hervir hasta que espese. Si es necesario diluir con algo más de agua. La textura debe ser algo compacta para que se sostenga dentro de la pasta.
En el collage podéis ver las distintas formas que he probado para hacer este plato, incluso añadiendo el queso dentro de la salsa del relleno. Finalmente he concluido que como os muestro es la mejor manera de servirla. No obstante se admiten ideas...
Si no tenéis salsa de champiñones en polvo, para espesar usad maicena disuelta en caldo desengrasado. En ese caso añadid un poquitín de azafrán, quedará el color más bonito. De hecho en la fotografía del collage que corresponde a otras pruebas anteriores, en las que utilicé maicena, lo lleva.
Observar la fotografía, la textura de la salsa debe tener suficiente espesor para que se mantenga dentro de la pasta (sin llegar a ser como una masa de croquetas)
Rectificar el condimento si fuera necesario.
Hervir la pasta en abundante agua con sal y unas hojas de laurel. según el tiempo que indique el fabricante. En el paquete que yo he comprado decía 15 minutos, pero la pasta ha quedado mejor con 20 minutos de cocción porque era demasiado gruesa.
Escurrir y dejar enfriar. Hay que separar las piezas y ponerlas boca abajo, encima de un trapo de cocina para que suelten el agua.
Rellenar la pasta hasta el borde.
En el tamaño de pasta que yo he usado (no la hay más grande) caben tres o cuatro cucharaditas escasas de relleno. Al principio sed tacaños no sea que no hagáis corto, ya tendréis tiempo de añadir más si sobra. Colocar en una bandeja, o directamente en los platos, que deben poder ir al microondas.
Fuera del microondas verter un poco de salsa de queso caliente por encima. El resto ponedlo en una salsera para que cada cual se sirva a gusto.
Galets con salsa de carne
¡Qué aproveche!