Ingredientes (2 personas):
1 pechuga de pollo
1 cebolla
1 vaso de caldo de pollo
1/2 vaso de agua
1 huevo batido
1 cucharadita de jengibre molido
1 cucharadita de cúrcuma
1 cucharadita de nuez moscada
100 grs de almendras crudas
6-8 hojas de pasta filo
Mantequilla derretida
Azúcar glas y canela para espolvorear
Cortamos la cebolla en trozos, grandes o pequeños al gusto, y los ponemos a pochar en una sartén con aceite. Cuando esté doradita añadimos al pechuga de pollo entera. La dejamos dorar un poco y añadimos las especias, el vaso de caldo y el medio vaso de agua. Dejamos cocer y cuando la pechuga esté hecha la sacamos y troceamos. Dejamos que el caldo se consuma (no del todo) y entonces añadimos el huevo batido. Lo rehogamos todo como si fuera un revuelto y añadimos el pollo troceado. Dejamos enfriar.
Ponemos una sartén con aceite a calentar. Mezclamos las almendras con sal y cuando el aceite esté caliente las echamos en la sartén. Dejamos dorar y las trituramos, que queden en trocitos pequeños pero no en polvo.
Disponemos de todos los ingredientes para formar la pastela, encima de la mesa, incluida la mantequilla derretida. Esto es porque la pasta filo se seca rápido si está en contacto con el aire. Cubrimos nuestro molde con las láminas de pasta filo, que quede bien cubierto y que sobresalga por los lados para luego poder envolver la pastela. Cada vez que pongamos una lámina, pincelamos con mantequilla derretida. Rellenamos con la mezcla de pollo y ponemos otra lámina de filo. Echamos las almendras encima y volvemos a cubrir con la pasta filo. Al final, envolvemos la pastela con las láminas que tenemos a los lados para darle forma a la pastela. Pincelamos con matequilla derretida y metemos en el horno 180ºC durante unos 15 minutos.
Sacamos y espolvoreamos con azúcar glas y canela en polvo.