Nunca me ha gustado mucho freír, pero desde que me cayó aceite hirviendo en la mano y me la quemé, me gusta mucho menos. Por otro lado, me encantan las patatas fritas, así que sufro por no poder preparármelas, ¡jajajaja! De ahí que esta receta de patatas al horno, pasando previamente por el microondas sea un imprescindible en mi recetario.
El mundo de las patatas fritas es muy amplio, las hay de muchas formas diferentes, con muchas salsas, etc. Sin embargo, aunque deliciosas, nadie habla de lo tedioso que es elaborarlas, por lo menos para mí, que no me gusta freír, ni el olor que deja en la ropa, el pelo, la cocina…
Por eso, esta receta me salva la vida y su resultado es impresionante, porque las patatas acaban tiernas y riquísimas. Ni te acuerdas de las patatas fritas. ¡Os lo prometo! ¡Azúcar y Orégano nunca miente! ¡JAJAJAJAJA!
INGREDIENTES:
Patatas.
Cebolla.
Sal.
Ajo (opcional).
Aceite.
Limón.
1º. Cortamos las patatas como más nos guste. En mi caso, opté por rodajas gruesas. Después cortamos también la cebolla, pero esta vez sí que la cortaremos de una forma, concretamente en juliana. A continuación, posamos en un plato parte de las patatas y encima de ellas, una capa de cebolla.
2º. A este plato le echaremos sal y un poco de aceite, lo taparemos y lo introduciremos al microondas, a la máxima potencia, durante unos 3 o 5 minutos (dependiendo de la potencia de vuestros microondas) y lo dejaremos cocinar, hasta que la patata se reblandezca un poco. Esto nos ayudará a que la patata se termine de hacer mucho antes, una vez se meta en el horno.
3º. Repetiremos este proceso tantas veces como sea necesario para cubrir todo lo que hemos cortado. Tras esto posamos todas estas tandas de patatas en un recipiente apto para hornos y echaremos sobre ellas el zumo de limón.
4º. A continuación, cocinaremos en el horno las patatas a una temperatura de 200º, por arriba y por abajo, tanto tiempo como sea necesario. Es decir, hasta que las patatas estén en su punto (alrededor de unos 30 minutos).
Este receta de patatas es perfecta como guarnición, para comerlas tal cual, con queso gratinado o incluso aderezándolas con ajitos fritos. ¿Qué os parece? Rico, ¿verdad? ¡Os recomiendo esta receta!