Cuando nos invitan a comer o a cenar en casa de amigos o familiares, es costumbre llevar una botella de vino o unos bombones o pasteles… tal vez un postre… Esto depende del grado de confianza o familiaridad que tengamos con los que invitan. Pero siempre, siempre, lo que llevemos tiene que estar muy bien presentado… No podemos llevarlo en un tapper…
También podemos ser originales y regalar una tarrina de paté hecho por nosotros mismos. En fiestas como Navidad, Cumpleaños, Día del Padre o de la Madre, … incluso en Halloween`… Pero, eso sí, MUY BIEN HECHO Y MUY BIEN PRESENTADO.
INGREDIENTES
- 500 gr de higaditos de pollo.
- 1 cebolla morada.
- 1 cucharadita de café de tomillo.
- 1 cucharadita de café de eneldo.
- 1 cucharadita de café de orégano.
- 1 cucharadita de café de canela molida.
- Sal y pimienta blanca (o de molinillo).
- Aceite de oliva.
- ½ vaso de vino blanco de Valdepeñas. Si en ese momento no tenemos vino, también se puede poner Brandy o Whisky.
- 2 o 3 cucharadas de nata (crema de leche) de cocina o crema de leche (leche evaporada).
Para decorar y sellar:
- 2 o 3 cucharadas soperas de manteca de cerdo (viene preparada en tarrinas).
- 4 o 6 hojas de gelatina neutra (sin sabor) y ¼ de pastilla de caldo de pollo o carne.
ELABORACION
Comenzamos por retirar la grasa de los higaditos con una tijera de cocina. Como veis en la foto. También retiramos (si hubiese alguna) la vesícula biliar; pues aunque el carnicero te vende los higaditos sin ella, es posible que se le hubiese pasado retirar alguna. Hay que retirarlas bien porque si no se arruinaría el paté, ya que amargan.
Una vez retirada la grasa, se lavan, se trocean más pequeños y se reservan en un plato.
Pelamos y troceamos la cebolla morada. Ponemos en una olla unas 3 o 4 cucharadas de aceite de oliva y vamos cocinando la cebolla.
Cuando vemos que la cebolla está un poco transparente, añadimos los higaditos limpios que teníamos reservados. Ponemos sal y pimienta blanca (si no tenemos en ese momento, sirve la pimienta de molinillo, donde vienen mezcladas varias).
Ponemos a fuego medio y le damos unas cuantas vueltas para que se cocinen los higaditos. Cuando empiezan a NO tener ese color crudo, añadimos el tomillo y el eneldo (espolvoreando bien con las yemas de los dedos para que se deshagan). Damos también un par de vueltas para que se cocine un poco.
Ahora añadimos la canela, bien repartida, y cocinamos hasta que se integre todo. Hasta aquí puede ser un proceso de unos 20 a 30 minutos.
Echamos por encima el ½ vaso de vino blanco. Bajamos el fuego y dejamos que reduzca hasta consumir la mayor parte del caldo, pero sin que se queme. Esto puede durar unos 5 minutos.
Retiramos del fuego, probamos de sal (si es preciso se añade, pero el paté no tiene que quedar salado). Dejamos que enfríe un poco hasta estar templado (pero no frio).
Ponemos todo en la batidora o trituradora y añadimos 2 cucharadas de nata (crema de leche) o crema de leche. Pasamos todo bien y si nos parece que está muy espeso, añadimos otra cucharada de nata (crema de leche) y volvemos a triturar. Ahora dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Preparamos un molde y lo forramos con papel film (transparente), Ahí vertemos nuestro paté ya triturado y lo tapamos con más papel film. Llevamos nuestro paté al frigorífico durante 24 horas.
PRESENTACIÓN: Como la receta en sí no es cara, hemos buscado unos recipientes bonitos y lo vamos a presentar muy bien. Nuestros anfitriones van a quedar encantados!
Pasadas las 24 horas en el frigorífico, rellenados los recipientes elegidos, presionando con una cuchara o pala de silicona, para que no queden burbujas de aire. No rellenamos hasta el borde, porque tenemos que poner la manteca o la gelatina (lo que hemos elegido para sellar el paté).
SELLADO CON MANTECA: Derretimos 2 o 3 cucharadas de manteca de cerdo en un cazo. Cuando esté disuelta, se lo añadimos por encima a uno de los moldes de paté y yo en este caso he añadido un poco de orégano y tomillo. Llevamos al frigorífico para que se solidifique.
SELLADO CON GELATINA: En un recipiente, ponemos agua fría y unas 6 hojas de gelatina neutra (sin sabor ni olor). Las ponemos a hidratarse durante unos 5 minutos.
En un cazo ponemos ¾ de vaso de agua a hervir con ½ pastilla de caldo de pollo o de carne. Cuando la pastilla se disuelva, apagamos el fuego y retiramos. Añadimos las hojas de gelatina escurridas y removemos hasta disolver. Dejamos enfriar un poco y ponemos encima del paté con una cuchara y con mucho cuidado. Llevamos al frigorífico para que solidifique.
Esto va a quedar muy bien. Podéis ponerle hierbas, aceituna cortadas en trocitos… etc… A vuestra imaginación.