Mi querida hermana L. es un cielo y no hace más que regalarme cortadores chulos. A ella y mi cuñado debo el cortador de la Merkel y alguno más que veréis próximamente. Y también estos monísimos de árboles y cerditos, que me sirvieron para hacer un experimento sobre texturas en galleta.
Hice la clásica receta de galletas de vainilla y lima y preparé mis colores con los colorantes Color Right de Wilton, que cada día me gustan más.
Para los árboles me había propuesto usar el icing con pincel -en lugar de con manga y boquilla, cosa que no había probado- y me parece una idea interesante cuando vamos a decorar poca superficie con un color y nos da pereza rellenar una manga o bote.
Puse tres tonos diferentes de verde en tres boles, y simplemente fui pintando sobre la galleta con pincel, sin mezclar los colores. Podéis ver el vídeo .
Cuando se secó hice el marrón del tronco de la misma forma. Luego le pegué unos sprinkles que había comprado a petición de mi hija pequeña -a la que le encantaría que corazones rosas de azúcar nacieran de los árboles-.
Para los cerditos utilicé icing rosa y una esponja de manualidades, a ver cómo quedaba. Puse el icing y lo dejé secar unos minutos, y luego le fui dando toques con las esponjita para que quedase rugoso. Y nuevamente, este es el resultado:
Rugosos están, pero para ser sinceros me parece que el efecto es más una pared de gotelé que un cerdito. Pinté las caritas con rotulador alimentario y al cabo de unos minutos estaba seco.
Llevé estos cerditos a la fiesta de cumpleaños de mi edificio -ha cumplido 94 años, una rareza en la atormentada Polonia-. Los niños se abalanzaron como locos sobre los arbolitos y en pocos minutos sólo quedaba uno.
Mi vida no cambiará después de este mini experimento. Pero gracias a estas galletas, los vecinos del edificio no olvidarán fácilmente este aniversario. El año en que todos los niños de la foto tenían los dientes de color verde.