También están las opuestas como mi madre, que reviven cualquier cadáver vegetal y lo convierten en una selva en cuestión de pocos días, eso me deja admirada.
Yo me encuentro en un punto intermedio, con mis éxitos y mis tristezas de vez en cuando. Por eso he pasado al siguiente nivel, las plantas en galleta, que siempre están preciosas y verdísimas, y quedan de lo más bonito en cualquier rincón.
Para hacer este set, especialmente las redondas, me inspiré en el trabajo de una bordadora que sigo y me encanta, Sarah K. Benning, en su instagram podéis ver qué bonito es lo que hace.
Como galletas, estas son sencillas de hacer incluso para los que no sean buenos dibujantes. Un fondo muy simple en icing de colores luminosos, y una vez seco hacemos con icing 20 segundos una maceta bien bonita mezclando varios tonos de verde. ¿A que quedan bien?
Los detalles de los tiestos los hice con rotulador comestible y con pintura metalizada.
De la otras galletas, las de macetas, estoy orgullosa. No tanto por las galletas en sí sino porque las hice usando otros cortadores que no tenían nada que ver.
¿Los reconocéis? Cualquier cortador tiene infinitas posibilidades si le damos un rato al coco
Me encanta poner en casa flores, ir a elegirlas a la floristería, ponerlas bonitas en el jarrón, cambiarles el agua…
Pero las plantas están vivas y me da mucha alegría tenerlas a mi alrededor. Yo soy de esas que hablan a las plantas mientras las riegan -pregunto qué les pasa, les digo guapas- y siento que de alguna forma ellas me devuelven el cariño.
¡Si es que las plantas son agradecidas hasta en galleta!