Hoy voy a hacer una excepción a mis publicaciones habituales.
Hoy no voy a publicaros una receta.
Hoy quiero dedicar esta entrada al amor de mi vida, mi hijo, mi razón de vivir ...
Si, lo se, me estoy poniendo un poco cursi, pero mira, me apetecía.Y es que hace unos días cumplió ya 9 años, que son los años en los que he descubierto el amor sin fisuras, la entrega total, el darlo todo a cambio de nada. Y es que con sólo mirarlo todo cobra sentido.
Supongo que las que tenéis hijos entendéis muy bien a que me refiero, estos enanos te roban el alma, desde el minuto 0, pero es que a medida que avanza el tiempo el amor crece y crece, empiezo a pensar que es infinito.
Esta entrada de hoy está dedicada a ti mi amor, para siempre.Y ahora me pongo en modo Yolanda habitual, que me leeréis y pensaréis que no soy ni yo misma la que estoy escribiendo.
Este año, como cada año, ha elegido su temática, y eligió pokemon, y aquí me tenéis investigando, que aunque me toca ver los dibujos con él no controlo tanto (no puedo creerme la de pokemons distintos que hay, cada uno evoluciona tres veces, hay más de 100, y el enano se los conoce todos, vamos una locura, que pena que la tabla de multiplicar no se la sepa tan al dedillo).
Yo me tiré a lo más fácil (el único que conozco) Picachu, y por supuesto la Pokemon Ball.
El bizcocho es el Bizcocho cremoso de chocolate que podéis encontrar aquí. Es un bizcocho genial, es tan esponjoso que da miedo (es que empiezas a comerlo y te pierdes). Lo hice en tres capas, y lo rellené de mermelada de arándanos y cheese cream, para morirse.
El resto fue muy sencillito, un par de tortillas de patatas y napolitanas pequeñas saladas. Que pena andar tan justa de tiempo, me encantaría poder prepararle una mesa super temática, pero no me da la vida para más.
Pues esto es todo por hoy, nos vemos de nuevo el jueves (ya no estaré tan cursi, o eso espero), y os traeré una receta de aprovechamiento, de esas que tanto me gustan.
Un beso enorme a todas/os.