Los polvorones según dicen los entendidos, nacen como otras tradiciones, de un exceso de producción de la cosecha, en éste caso del excedente de trigo y manteca de cerdo en Andalucía en el siglo XVI.
La receta de hoy está llena de paciencia, pero el resultado es fantástico y seguro que se os quitarán las ganas de consumir que venden envasados en las tiendas y grandes superficies aunque digan que son caseros.
La diferencia entre mantecado y polvorón tan sólo es la almendra, que debe ser sin tostar ni freír, cruda. Me han salido 60 unidades, pero tengo que decir que los hago muy pequeñitos para que se puedan comer en un solo bocado, pero el tamaño es lo que menos importa.
500 gr de harina
250 gr de manteca de cerdo
125 gr de almendra molida
125 gr de azúcar
1 cucharada de canela
semillas de sésamo para decorar
Lo primero que hay que hacer es tostar la harina. Podéis tostarla sin problema en el horno, pero tendréis que vigilarla porque se quema con facilidad. Yo en ésta ocasión he utilizado una sartén, que aunque es más lento, no se me pasa y queda perfecta. Estará en el punto justo cuando veáis que cambia de color y se hacen grumos más o menos gordos.
La dejáis enfriar y seguís con la preparación. Es muy importante que esté completamente fría.
En un bol ponemos el azúcar y la manteca de cerdo que estará a temperatura ambiente. Si la añadís fría, será muy difícil de manejar. Removemos hasta que el azúcar esté totalmente disuelta.
Añadimos la harina tamizada, ya que al enfriarse habrán salido aún más grumos y no podemos incorporarla de ésta forma a nuestra preparación.
Estos grumos hay que tirarlos no los incorporéis.
Removemos bien e incorporamos la almendra molida (no harina de almendra) y la canela.
Ahora solo queda integrar bien los ingredientes. Y una recomendación, NO HAY QUE AMASAR, SOLO HAY QUE APELMAZAR E INCORPORAR. No os desesperéis, parece que se desarma, pero con paciencia, iréis consiguiendo una masa compacta.
Podéis ayudaros de un rodillo, pero en ésta masa, vuestras manos serán las mejores aliadas. El grosor de la plancha determinará el tamaño del polvorón. La masa no crece, por lo que quedarán exactamente igual a como los hagáis. Si tenéis un cortador de pastas es el momento de sacarlo del cajón, si no, una tapadera o cualquier otro instrumento que tengáis a manos os ayudarán en la labor de cortar los polvorones.
Los vais depositando en una bandeja de horno al que habremos puesto un papel sulfurizado. Tenéis que hacerlo con muchísimo cuidado porque se deshacen. Cuando se os acabe la posibilidad de hacer mas, volvéis a reunir la masa y repetís la operación hasta que no os quede nada.
Cuando los tenemos listos, los llevamos al frigorífico durante al menos 1 hora, de esta forma al hornearlos no perderán la forma. Precalentamos el horno a 180º y los metemos con cuidado durante 10-12minutos, dependerá de vuestro horno.
Yo en algunos de ellos he espolvoreado unas semillas de sésamo, aunque luego los espolvorearé de azúcar y en algunos pondré unas almendras picadas. Ya dependerá de cada uno.
Ya están listos nuestros polvorones. Si queréis tener un detalle con algún amigo, los podéis poner en una cajita envueltos en papel de seda y añadir una felicitación.
Quedan ideales y es un detalle perfecto para endulzar la vida de vuestro entorno.
Espero vuestro comentarios y fotos.
BUEN FIN DE SEMANA