Estamos en plenas fiestas navideñas y a pesar de las copiosas cenas y comidas típicas de estos días, a más de uno, aprovechando las vacaciones laborales, le apetece hornear algún bizcocho, por ejemplo, para el desayuno o la merienda, y disfrutar en la cocina, de ese tiempo extra que pasamos con los más pequeños de la casa en vacaciones.
Todos sabemos que hay "bizcochos de cabecera" y muy socorridos, como por ejemplo el de yogur, que se hace utilizando el vaso de yogur como medida estándar para no tener que pesar el resto de ingredientes, el clásico bizcocho de chocolate o el bizcocho de nata (crema de leche), que antes se hacía guardando las natas resultantes de cocer la leche y hoy se prepara con nata (crema de leche) líquida.
También es época de "galletear" con los niños. Os recuerdo algunas de las galletas navideñas que he preparado en otras ocasiones: las deliciosas Linzer Cookies, que a mi particularmente me apasionan y que podéis rellenar de mermelada de cualquier sabor, las Gingerbread Man Cookies y también su versión de mantequilla con corazón de caramelo o las de canela con forma de árbol de Navidad.
Pero en esta ocasión vamos a preparar un bizcocho, un bizcocho con una sorpresa dentro o dicho de otra manera, dos bizcochos, uno dentro de otro. Porque en realidad, es así como se prepara este bizcocho especial. En este caso la sorpresa tiene forma de estrella, de estrella de Belén, de la estrella que según la tradición cristiana guió a los Reyes Magos de Oriente hasta el portal donde había nacido Jesús.
Ya tenemos la festividad de los Reyes Magos a la vuelta de la esquina. En menos de una semana todos los zapatos relucientes estarán esperando bajo el árbol o en la terraza y nuestras casas olerán a roscón recién horneado. Por eso he querido adelantarme un poco y dejaros este bizcocho ideal para hacer con los niños, también con sorpresa como el roscón, y con un significado muy navideño.
Ya veréis la cara que se les queda a los más pequeños cuando al desmoldar el bizcocho y cortar la primera rebanada asoma esa estrella de chocolate. ¡¡Magia, magia!!
Seguro que vais a repetir. Dependiendo de la época, lo podéis preparar utilizando diferentes cortadores (corazones en San Valentín, tréboles en San Patricio, conejitos en Pascua, calabazas en Halloween). Mis amigos reposteros me entienden perfectamente. En esto de la repostería creativa nunca nos quitamos el delantal. Aquí se celebra todo y hasta hemos importado las costumbres y festividades de otros paises como USA, Irlanda, Inglaterra, etc.
Ingredientes
Para el bizcocho de chocolate
4 huevos
140 gr. de azúcar morena
130 gr. de harina
140 gr. chocolate para postres
140 gr. de mantequilla
Para el bizcocho de vainilla
220 g de harina
3 huevos
180 gr. de azúcar glacé
220 gr. de yogur griego
80 ml de aceite de girasol
1 sobre de levadura
1 pizca de sal
1 cucharadita de extracto de vainilla
Para la cobertura de chocolate
150 gr. de chocolate negro para postres
2 cucharaditas de mantequilla
Elaboración
Preparamos primero el bizcocho de chocolate.
Precalentamos el horno a 180º C y engrasamos un molde de plumcake.
Tamizamos la harina. Reservamos.
Batimos las yemas con el azúcar hasta que doblen su volumen y la mezcla blanquee.
Fundimos el chocolate al baño maría, añadimos la mantequilla y revolvemos.
Agregamos la mezcla de chocolate a la mezcla de la harina y mezclamos con unas varillas hasta que todos los ingredientes se integren.
Montamos las claras a punto de nieve y las añadimos a la masa anterior ayudándonos con una espátula y con cuidado que no pierdan volumen.
Vertemos la masa en el molde y horneamos 55 minutos o hasta que insertando un palillo en el centro, éste salga limpio.
Esperamos unos minutos, desmoldamos sobre una rejilla y dejamos que el bizcocho se enfríe por completo. Cuando el bizcocho está frío lo cortamos en rodajas gruegas y con ayuda de un cortador, en este caso con forma de estrella, vamos cortando una estrella en cada rebanada. Reservamos.
A continuación preparamos el bizcocho de vainilla
Engrasamos un molde tipo plumcake y mantenemos el horno a 180º C.
Tamizamos la harina, la levadura y la sal. Reservamos.
Batimos los huevos con el azúcar hasta que la mezcla esté suave y esponjosa. Añadimos el yogur, el aceite y la esencia de vainilla y mezclamos bien. Agregamos la mezcla de harina poco a poco mezclando con unas varillas hasta que los ingredientes estén perfectamente integrados.
Llenamos la mitad del molde. Colocamos las estrellas en fila sobre la masa y cubrimos con la masa restante.
Horneamos unos 45 minutos o hasta que insertando un palillo en el centro, éste salga limpio.
Esperamos unos minutos, desmoldamos sobre una rejilla y dejamos que el bizcocho se enfríe por completo antes de cubrirlo con el ganache.
Derretimos el chocolate al baño maría con la mantequilla. A continuación colocamos el bizcocho sobre una rejilla con un plato debajo y vertemos el chocolate por encima dejando que escurra, y que el chocolate sobrante caiga en el plato. Dejamos que se enfríe y se solidifique, a temperatura ambiente.
Adornamos con unas cerezas confitadas y unas ramas de abeto.
Ya os podréis imaginar, la cantidad de variantes que se pueden hacer. Si no os apetece preparar dos masas diferentes, podéis utilizar la misma masa para los dos bizcochos haciendo el doble de cantidad de masa del bizcocho de vainilla, dividiéndola en dos partes y tiñendo la mitad con colorante alimenticio para que haya contraste entre ambos bizcochos.
Podéis jugar combinando los diferentes sabores de vuestros bizcochos preferidos, como zanahoria y chocolate, chocolate y calabaza, limón y frambuesa..., o utilizar colorantes y pastas de sabores variados. También podéis variar la cobertura de chocolate y preparar un glaseado o únicamente, cubrir el bizcocho con azúcar glacé,
El caso es que os remanguéis y os metáis en la cocina con los niños, porque hornear en Navidad puntúa doble: porque es una época en los que todos nos convertimos un poco en niños y porque la cocina es un sitio ideal para compartir buenos momentos.