Es lo que me ha pasado este mes con el asaltablogs. Llevaba yo años (literalmente) con ganas de preparar mi propio queso fresco. Hace año y medio, en nuestra visita anual a Biocultura Madrid, me compré un kit monísimo para el efecto que aún no había estrenado.
Son cosas que nos pasan a los blogueros cocineros. Sé de buena tinta que no soy la única a quien se le antojan accesorios imprescindibles que tardan meses en ser estrenados... Al menos, en esta ocasión, era un cacharro pequeñito que no ocupaba demasiado espacio.
Y, al menos, en esta ocasión lo he estrenado. Gracias, como decía antes, al asaltablogs de este mes. En cuanto vi en el blog asaltado, El restaurante imaginario, la receta de queso fresco, supe que este iba a ser mi botín mensual.
¡Y menudo botín! Vaya desayunos me he pegado un par de días acompañándolo de mermelada de fresa y de frutos secos. Saludable y delicioso.
Receta de queso fresco casero
(para 250 g. de queso, aproximadamente)
2 litros de leche fresca.
Tiene que ser fresca, la que venden en la sección de refrigerados.
2 yogures naturales
30 ml. de zumo de limón
1/2 cucharadita de sal
Necesitarás, además, una gasa hidrófila (cómprala en la farmacia) o, como en mi caso, una especial para hacer queso y un recipiente con rejilla para que el queso tome forma y pueda expulsar el suero. Si lo haces con la thermomix, puedes usar el cestillo.
En thermomix:
** ojo: esta receta está hecha con la tm5, que tiene la jarra más grande que la tm31. Si la tuya es esta última, te recomiendo reducir las cantidades.
Calentamos la leche en la thermomix: 15 minutos, 90º, velocidad 2.
Incorporamos los yogures y el zumo de limón. Mezclamos 30 segundos, velocidad 4.
Calentamos de nuevo: 2 minutos, 90º, velocidad 2.
Reservamos la mezcla en el vaso de la thermomix (o en otro recipiente si es que la necesitamos de nuevo. Pero tendremos cuidado al verterla de no remover demasiado).
Veremos que, poco a poco, se va separando el suero del resto de los componentes de la leche. Debemos esperar hasta que el suero esté amarillo para continuar con el proceso.
No os preocupéis si salen grumos o si la leche tiene aspecto de cortada, es normal. En realidad es lo que tiene que ocurrir.
Colamos el resultado con la gasa que tendremos preparada y limpia para este fin.
Una vez colado, añadimos sal a nuestro gusto o alguna especia o hierba aromática si nos apetece, removemos bien aún dentro de la gasa.
Dejamos nuestro (casi)queso dentro de la gasa y de un recipiente que le dará forma, bien cerrado y con un peso encima para que se compacte -yo usé una lata de tomate- durante toda la noche en el frigorífico. Es posible que suelte algo más de suero.
Tradicional:
Ponemos la leche al fuego en un cazo amplo y la calentamos. Si tienes termómetro, vigila que alcance los 90º. Si no, retírala justo antes de que empiece a hervir.
Añadimos el zumo de limón y los yogures y mezclamos bien.
Calentamos de nuevo durante un par de minutos.
Sigue los pasos anteriores a partir del 4.
¡¡Listo para consumir!!
Puedes tomarlo solo, con un poco de miel, con mermelada, sobre unas tostadas, ¡como más te guste!
No tiréis el suero: se puede usar para otras preparaciones pero aún estoy en proceso de investigación, ya os contaré.
Incluso hay quien se lo bebe así, sin más. Parece que es buenísimo para los músculos o algo así. Yo, desde luego, no me he atrevido a probarlo, pero si queréis hacerlo, tiene efectos depurativos y es buenísimo para el hígado y el riñón. Vosotros mismos...
Si te apetece, puedes usar este queso para preparar:
tarta de queso,
quesada pasiega
Quiche de espinacas.