Acaba de llegar el frío intenso y parece que cuesta pensar en ponerse a comer un helado a estas alturas de otoño, pero si lo hacemos con una combinación como la del Helado de mató con anchoas, se nos quitan los prejuicios rápido.
Y es que la combinación de sabores de este plato lo hace realmente apetecible, combinando los sabores potentes de la anchoa, que quedan atemperados con el helado, y ajustándolos con una mermelada de tomate para hacer una combinación redonda.
Por cierto, para el que no lo conozca, el mató es un queso fresco parecido en sabor y textura al requesón, aunque este último no es un queso propiamente, sino un derivado lácteo.
Los ingredientes que necesitamos son (para 6 personas):
250 gramos de mató
125 gramos de queso fresco (yo usé queso de Burgos)
50 gramos de leche
300 gramos de tomates pelados
125 gramos de azúcar
medio limón
12 anchoas en aceite
albahaca
Empezamos preparando el helado de mató, que es lo que más tiempo nos a va llevar si no tenemos una heladera. Para hacerlo, trituramos el mató, el queso fresco y la leche con la batidora y, idealmente, le introducimos aire con las barillas.
Si tenemos heladera la usamos y, en unos 20 minutos, lo tendremos listo. En caso contrario, lo introducimos en un táper en el congelador y lo vamos removiendo cada 15 minutos, para que no se formen cristales, y nos quede cremoso.
Lo ideal es preparar el helado justo antes de servir el plato, pero si lo hacéis con antelación mejor sacarlo un rato antes del congelador y conservarlo en la nevera, para que se mantenga frío pero pierda la dureza con la que sale.
Mientras se hace el helado, podemos ir preparando la mermelada de tomate. Pelamos los tomates y los cortamos a dados pequeños, mezclándolos a continuación con el azúcar, que se empape bien, y lo reservamos durante 30 minutos.
Añadimos el zumo del medio limón y lo pasamos a una cacerola a fuego fuerte, que hierva durante unos minutos. Bajamos el fuego y lo dejamos cociendo entre veinte minutos y media hora, hasta que pierda parte del líquido, pero vigilando porque al enfriarse quedará más consistente. Retiramos del fuego y guardamos en un bote (aguanta varios días en la nevera).
Montamos el plato poniendo un corte del helado de mató en el centro, cubrimos con una cucharada generosa de la mermelada y un par de anchoas en forma de cruz. Decoramos con unas hojas de albahaca troceadas, una oliva negra y daditos de pan tostado. ¡A disfrutar!