Los malagueños que en los años 60 y 70 del siglo pasado ¡que no hace tanto! Cuando se habla de siglos parece una eternidad, pero me traslado nada más y nada menos que cuarenta, cincuenta años atrás, la clase media por fin comenzó a emerger, empezaba a despuntar y pudo salir a “tapear”, a almorzar e incluso a cenar fuera de sus hogares.
Si se quería “pescaitos” no había lugar a dudas, había que ir hasta la zona costera, a los merenderos de la playa, o a las casitas de pescadores que empezaban a convertirse en pequeños restaurantes donde se freían los pescados a la antigua usanza malagueña; otra opción subir a los montes o a los pueblos donde lo tipico, aún hoy en día se conserva la costumbre, es los platos a base de carnes (pucheros, callos, chivos, cordero, lomo en manteca, etc....), los mariscos se encontraban en las tabernas, como las famosas “La Campana” o la tristemente desaparecida “La Raya”, donde se servía los chatos de vinos de la tierra directamente de las barracas y los más frescos marisquitos de la Bahia malagueña (mejillones, búsanos, conchas finas, cangregos, invasores, camarones, caracolas etc.....); pero si se quería unas buenas tapas, había que ir a los Mesones: “La Cuchara”, “Lo Güeno), “El Pimpi” y un larguisimo etc..
Mesones donde en una larga barra se degustaban lo mejor de la autentica cocina casera de antaño, de pie, divisando los jamones, morcillas, chorizos y lomo de la tierra, los quesos viejos, curados o en aceite, las botellas de vino que no se han movido en décadas, los antiguos recuerdos colgados en las paredes, las aceitunas “partías aliñás” y las clásicas tapas: gambas al pil pil, callos a la malagueña, caracoles en salsa, albondigones, riñones al jerez, higaditos encebollados, lomo con tomate, pajaritos fritos, boquerones en vinagre, croquetas de “pringá” del puchero, tortilla de patatas, habitas con jamón,.....y por supuesto todo ello regado con un buen vino.
Hóy en día pocos establecimiento van quedando en el centro de Málaga con ése tipismo y ésos platos, van cambiando los gustos, va imperando las “franquicias” donde se confunde el “termino” casero, o bien proliferan (de lo cual me alegro, ya que me gusta muchisimo tambien y lo disfruto) los nuevos conceptos de cocina vanguardistas y de fusión con toques y presentación más actuales.
Solemos ir de vez en cuando a “Lo Güeno”, uno de esos mesones que te transportan al pasado, aunque son más las veces que “Mi cocina” real se convierte y huele a “mesón”, como está ocurriendo en éstos días otoñales, cuando cambian mis platos y mi cocina huele a “Lo Güeno” : callos, fabada, albóndigones o como en ésta ocasión: un revuelto de morcilla.
¿Saben que en mi blog pueden encontrar todos los platos que he descrito anteriormente? En el buscador escriban la palabra y podrán leer las recetas.
¿Como hice el revuelto?
Desmigar morcilla de arroz (quitar la piel y con un tenedor pueden conseguir que quede muy suelta).
En una sartén poner un chorreón de aceite de oliva virgen (malagueño a ser posible: De Periana, de Ardales....)
Pochar una cebolleta muy picadita, sin que se llegue a quemar.
Agregar la morcilla y dar unas vueltas.
Echar uno o dos huevos sin parar de remover, salar al gusto.
Emplatar, colocando dos trozos de queso curado y regar con miel de caña de Frigiliana, malagueño ( Nuestra Sra. del Carmen, lo pueden encontrar en cualquier gran superficie).
Disfruten de sus cocinas y si gustan que huela a lo “güeno” de los mesones malagueños como “Mi cocina”