Comenzamos el año con una receta que descubrí hace poco y de la que quedé totalmente enamorada. A principios de diciembre la gran Begoña celebra su cumpleaños y me puedo considerar privilegiada de poder asistir a su cumpleaños. El llamado cumpleaños de cumpleaños. Begoña apuesta por un repertorio de tartas y demás que quitan el sentido. Aunque también aprovechó para insertar entre tanto dulce unas tablas de patés caseros y quesos. Yo, que no soy muy dulcera, andaba dejando hueco para cuando llegara la tabla de patés. Los demás ya los había probado, y muchos ya están publicados en el blog, pero había uno entre ellos que no conocía, los rilletes de pato, un plato típico de la gastronomía francesa y que es una especie de paté blando y hebroso, que no sólo se prepara con pato, sino que es más conocida su versión de cerdo, y se puede preparar con otras carnes como la oca o conejo, y el propio pato. Para realizarlo usaremos los muslos de pato en confit, acompañados de brandy y algunas especias. Fue uno de los patés que elaboré para Nochevieja y que se une al amplio repertorio de patés del que ya dispongo (y prometo seguir ampliándolo).
INGREDIENTES:
2 muslos de pato confitados (yo los compré en LIDL, en la sección de refrigerados, dentro de los productos DELUXE de la cadena, pesaban 300 gr. cada uno)
100 ml. de vino blanco
50 ml. de Brandy
2 dientes de ajo
Tomillo
Sal
Pimienta negra
Manteca de cerdo o grasa de oca para cubrirlo y conservarlo el paté
PREPARACIÓN:
Calentamos los dos muslos de pato con toda su grasa en una cazuela de tamaño pequeño, calentamos. Entonces añadimos el vino, el Brandy, los dientes de ajo sin pelar, una cucharadita de tomillo (el mio fresco), sal al gusto y pimienta negra recién molida. Dejamos a fuego bajo durante una hora y media o dos horas (yo lo tuve 1 hora y 40 minutos).
Con esta cocción a baja temperatura debemos de conseguir que la carne se ablande tanto que se despegue totalmente del hueso. Cuando lleguemos a ese punto sacamos los muslos y dejamos enfriar. Reservando lo que nos ha quedado en la cazuela.Una vez fríos, desmenuzamos los muslos hasta quitar sacarle toda la carne. Mezclamos con la grasa que nos ha quedado en la cazuela (quitamos los ajos). Ponemos en cuencos (a mi me salieron dos), y prensamos. Cubrimos con una ligera capa de manteca de cerdo o grasa de oca.
Es una preparación que congela bien, aunque como no sale mucha cantidad podéis tenerla en el frigorífico hasta una semana más o menos. Me parece una forma exquisita de untar una rebanada de pan, y se merecía ser la primera receta de este 2015.
Lidia.